El despertar de la piel facial comienza desde el interior. Elimina la tensión del rostro, moviliza el líquido de la cara y consigue no solo ralentizar los signos del envejecimiento sino también revitalizar su salud desde lo más profundo.
Vivimos en un mundo frenético, en el que tenemos poco tiempo para descansar y, peor todavía, en el que cuidarnos personalmente no entra en nuestros planes.
La relajación es ese estado que cada vez más personas buscan conseguir en su día a día. Es ese estado de calma y bienestar que, inmersos en la rutina, tan complicado parece a veces encontrar. Por ello, cada vez son más las técnicas, deportes y tratamientos (como masajes que nutren alma y cuerpo) que se enfocan en hacernos disminuir nuestras pulsaciones y sentir la paz dentro de nuestro cuerpo.
Qué tendrá la música que es capaz de “amansar hasta a las fieras”, ¿verdad?. Este popular refrán está cargado de sentido y razón en cuanto a los beneficios que la música puede provocar en nuestro organismo.
El agua de mar es terapéutica y sanadora. Sumergirse en el vaivén de las olas del mar y dejar que su agua salada arrope nuestra piel es una sensación realmente difícil de olvidar y explicar con simples palabras. La sensación de la sal en nuestra piel es adictiva, rehabilitadora y curativa. Permite que la sal acaricie tu piel y sentirás el renacer de tu dermis y la vitalidad de tu organismo, por dentro y por fuera.
Es común que en ciertos momentos del año nuestra rutina diaria se vea alterada. Ya sea por cambios de comidas, horarios o calidad del sueño, estas alteraciones rutinarias pueden hacer que nuestro sistema inmune también se vea modificado y, como consecuencia, poner en peligro nuestro estado de salud.
Los beneficios que la música puede tener en nuestro organismo son casi innumerables. Tan sólo es necesario un par de acordes para poder crear una melodía rítmica con la que disfrutar. Y ese par de acordes pueden provocar grandes cambios en nuestra forma de sentir, pensar e incluso vivir.