El premio, que aspira a convertirse en un certamen de referencia para los amantes del relato, ha recaído en el escritor chileno afincado en Barcelona Juan Pablo Sáez Kifafi. Su cuento “Mapa de carreteras” ha destacado entre los más de 3.000 trabajos presentados a esta segunda convocatoria, dotada con 4.000 euros y cuyo relato ganador será publicado en la revista Tales.
Las plantas medicinales y aromáticas han sido usadas por el ser humanos desde la prehistoria. En los baños árabes o hammam, se busca la limpieza corporal y su relajación. Por ello, las plantas son utilizadas para ayudar con ciertas dolencias y crear una atmósfera repleta de aromas que estimular el organismo.
Mayo abre sus puertas y ventanas. No todavía de par en par. Pero las abre sin límite a los campos y la atmósfera, a los prados y las flores, a la calle vigilada, con horarios estrictos por tramos de edad. Las abre con mucho cuidado a los niños, a los mayores y a todos ciudadanos. Mayo permite entornar las puertas en este confinamiento, abrir de puntillas la salida al mundo, con prudencia pero con el valor de un mes que siempre nos regala el amor por el entorno y los otros. Habrá que acostumbrarse a este nuevo sistema transitorio, que nos empuja a vivir pero cuidándonos.
Si evocamos aquellos mayos abiertos: las cruces, los patios de Córdoba, las manifestaciones del 1 de mayo, la invitación a las playas en la costa, la apertura de piscinas públicas, el esplendor de las terrazas de bares o la eclosión de las flores, sufriremos un ataque de nostalgia.
“Lo guardaba en el cajón donde guardo el corazón”, cantaba Joaquín Sabina. Y así es, nos han robado el mes de abril, porque el estado de alarma se prolonga hasta el 26 o hasta no se sabe cuándo. Y estaremos confinados, luchando en el silencio contra un bicho invisible que nos roba como un ladrón esta primavera. Ya son demasiados muertos y muchos más contagiados. Tenemos el alma en vilo, y a veces la tristeza nos invade y lloramos a los caídos. Hoy mismo nos hemos enterado de que ha muerto Luis Eduardo Aute, paladín de causas perdidas, compositor maravilloso, que reivindicó la belleza por encima de la realidad corrupta.
Ya está, nos han robado abril, su primavera excelsa, los prados y el agua que siempre nos aguardan en su sitio, corriendo o en mareas. Pero no podemos dejarnos vencer ni por un virus ni por la ausencia de las calles.
“Sigan ustedes sabiendo que, más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”. Eso dijo el presidente de Chile, Salvador Allende, en su último discurso radiofónico mientras bombardeaban la Casa de la Moneda para destituirlo e instaurar una dictadura el 11 de septiembre de 1973. Y lo consiguieron.
Sepan pues, ustedes, que se abrirán las calles, todos sus rincones y toda su alegría para que pasemos los hombres libres, una vez que hayamos sobrevivido a la catástrofe, de eso no hay duda. Aunque estemos confinados ahora y el futuro parezca lejano, todas las puertas se abrirán para que sigamos la vida en libertad, esfuerzo y compañía. Ni un virus ni el desánimo podrán vencernos.
En la segunda quincena del mes se ha decretado el estado de alarma y el confinamiento por cuestiones de salud pública, la nuestra, que está en riesgo por este coronavirus. Estamos en casa, tal vez en compañía o solos. Todas nuestras actividades cotidianas se han parado, al menos en la calle. Estamos encerrados entre nuestras lindas paredes. Con nuestro yo, nuestra familia, nuestras emociones y nuestros miedos.
Ten cuidado con lo que sueñas, no vaya a ser que se te cumpla. ¿Cuántas veces no hemos soñado con estar en casa para hacer esas mil cosas que no podíamos por el estrés y las obligaciones fuera de ella? Tantas quejas diarias imaginando al menos quince días para dedicarnos a estar en casa haciendo lo que más nos gusta.
Desde el Hammam no nos cansaremos nunca de enarbolar marzo como el mes de las mujeres. No renunciamos al hecho trascendental de abanderar la importancia de la mitad de la población mundial, por su fuerza y sobre todo porque en las mujeres hallamos más del cincuenta por ciento de nuestros logros. El futuro está en manos de mujeres y hombres con las manos unidas, en la ciencia, en la labores cotidianas, en el nacimiento de nuevas criaturas. Todo depende de nosotras, las niñas que nacimos hembras sin buscarlo. Tantas niñas desechadas en muchos países, asesinadas, abortadas, víctimas de la ablación (más de doscientos millones) o el abandono y millones de niñas prostituidas. Parece que este mundo no sabe reconocer que de esas niñas ahora depende su futuro. Sin madres no hay gente. Sin mujeres no hay vida. Somos las mujeres el big bang de la Tierra.