Por influencia de los rituales de belleza coreanos sabemos que una rutina facial diaria nos permite tener una piel bella, radiante, fuerte y llena de vitalidad. Y también sabemos que la doble limpieza de nuestro rostro es el método de higiene ideal, ya que los resultados que ofrece la técnica favorita de las asiáticas son realmente impresionantes.
Conocerse a uno mismo permite saber cómo reaccionaremos ante determinados estímulos, ayudándonos a controlar nuestra respuesta emocional en diferentes situaciones. No siempre es fácil gestionar las emociones pero hay formas de hacerlo si aprendemos cómo, ya que puede resultar muy beneficioso desde el punto de vista psicológico y de bienestar.
Disfrutar de un baño prolongado, que nos den un buen masaje o cuidar nuestra piel son placeres que podemos permitirnos de vez en cuando para mejorar nuestro bienestar. Estos pequeños gestos que nos relajan y nos ayudan a sentirnos en paz con nosotros mismos y a parar el tiempo a nuestro alrededor durante un rato son una manera natural de mejorar nuestra salud física y mental.
En la cultura asiática, las aguas termales llevan siglos siendo consideradas como una tradición curativa. Además de ser un método de higiene personal, las sociedades orientales consideran el baño como un elemento fundamental de su cultura e identidad.
Años y años después, la tradición del baño continúa siendo una de las costumbres más arraigadas de la cultura asiática que, hoy en día, ha llegado hasta Occidente para hacernos partícipes de los beneficios del agua en nuestro organismo.
Nuestra historia, nuestro presente, comienza mucho antes de lo que imaginamos.
Un árbol genealógico o familiar consiste en un cuadro donde se describe cuáles son los parentescos ascendentes de una persona o familia, uniendo entre líneas antepasados comunes. Se llama árbol, ya que las líneas que unen familiares simulan las raíces o las ramas de estos.
El invierno es necesario, un encuentro con el final y el principio que puede hacerse largo, tal vez melancólico por esos días breves y esos fríos extensos. Pero el invierno es necesario porque nos da tiempo para nosotros mismos, para visitar nuestros sentimientos y sensaciones. Es en los espacios de quietud al abrigo de las inclemencias donde el tiempo se dilata y fluye por y a través de nosotros.
Independientemente de su denominación, las casas de baños han sido un elemento al que numerosas civilizaciones han recurrido de manera asidua a lo largo de la historia. Desde Roma hasta Japón, las culturas han disfrutado del placer de descansar y reunirse en el agua. Durante un tiempo, sin embargo, en occidente languideció la popularidad y uso de estas instalaciones hasta que a finales del siglo XX y muy especialmente a comienzos del XXI, numerosas iniciativas privadas han traído de vuelta el concepto de terma o Hammam. Hoy se han convertido en un atractivo turístico, de ocio y bienestar en el que cobra especial relevancia la figura del anfitrión.