El día a día nos enfrenta a situaciones estresantes que no nos dejan tiempo para pararnos a pensar en el presente. Ponemos el piloto automático y nos dejamos llevar, sin apenas darnos cuenta de las tensiones que acumulamos. Darse un respiro se convierte en una necesidad para recuperar la energía y debemos ser conscientes de la importancia de desconectar para volver a conectar.
Tras un masaje esperamos una sensación de ligereza y liberación de cargas, como dar al botón de reinicio para volver a nuestra vida cotidiana con la energía recargada. Sin embargo, ese estado de armonía en el que el cuerpo y el espíritu se sienten rejuvenecidos tiene que transicionar después hacia una curación más profunda. Esto implica la aparición de una serie de efectos y sensaciones que permanecen después de un masaje descontracturante que no siempre son agradables pero que debemos conocer porque son completamente normales dada la naturaleza de las técnicas que se emplean.
La relajación progresiva es una técnica milenaria que pone el foco en la conexión entre nuestra mente y nuestro cuerpo. Las técnicas de relajación muscular progresiva nos llevan hacia el bienestar y la relajación profunda, basándose en la tensión-distensión de nuestros músculos.
A lo largo de los siglos, diferentes culturas como la árabe han utilizado mezclas aromáticas con fines terapéuticos o para crear un ambiente especial. Los compuestos activos de los aceites esenciales que utilizaban contribuyen al bienestar físico y mental. Esos beneficios de la aromaterapia la han convertido en una poderosa técnica de cuidado y belleza que, al mismo tiempo, ayuda a mejorar nuestra salud.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), «el acceso al agua potable y al saneamiento es un derecho humano esencial». Sin agua, no solo nuestra salud se ve comprometida, sino también nuestro bienestar general. Porque el agua es, sin duda, uno de los recursos más valiosos que tenemos en nuestro planeta. No solo es fundamental para la vida, sino que también juega un papel crucial en nuestra salud.
En los primeros años de la vida de las personas se establece un apego o vínculo afectivo entre el bebé y sus padres o cuidadores. Esto tiene repercusión en el desarrollo psicológico y en la formación de la personalidad durante la infancia, y tiene la función de proporcionar seguridad al niño ante situaciones de amenaza. Estos vínculos pueden ser de diferentes tipos y se desarrollan por muy diversos factores. Por eso hay actividades específicas para mejorar vínculos afectivos.
En la cultura árabe, el disfrute de la belleza es una forma de ver la vida. El deleite por lo bello es casi un precepto de la religión islámica. ‘Allah es bello y ama la belleza’, dijo el Profeta, y por eso desde hace siglos en el mundo árabe se da una especial importancia a los espacios armoniosos o a los jardines que apaciguan el alma, pero también a las joyas o a los perfumes.