Una primavera con guantes

La primavera ya está aquí. A pesar de todo, ha llegado y se ha instalado en el calendario de este marzo, aunque no estemos disfrutándola en las plazas y en los parques. Este año el equinoccio fue el día 20 y nos pilló encerrados en casa, en los trabajos y en los hospitales.

Marzo comienza la fiesta de la naturaleza con el sol que genera frutos y anima a las plantas a florecer. Ya verdecido el campo, ya los árboles con sus hojas verdes y sus flores y frutos a punto, concentrados para eclosionar. Después del frío y las nevadas, este mes transita entre las rachas de mal tiempo y los brillos de la nueva vida. No hay manera de ignorar un mes que antecede a la floración y al buen tiempo. Ay, pero este marzo ya es historia de futuros libros.

Elogio de los héroes anónimos

Queridos lectores del blog, amantes de la cultura del agua del Hammam:
Aprendemos incluso en la adversidad. En estos días de encierro, sabemos de miles de personas que se han convertido en héroes de esta crisis sanitaria provocada por el coronavirus. No hablamos de políticos, líderes, intelectuales, lumbreras. No, aquí la ciudadanía ha demostrado que los héroes son anónimos y pequeños, grandiosos y sin hazañas. Mientras sigue el ritmo de contagiados y muertos, con la tristeza sin límite por los que caen, inquietos por nuestra propia suerte, surgen los héroes debajo de la piedras:

Tener tiempo para todo

Desde que vivimos confinados en casa, estamos aprendiendo a dedicar horas a cosas que nunca hacíamos.

Benditas sean las jaulas si sirven para crecer en el interior y hacia los otros.

Mucha gente cuenta su experiencia y apela a lo excelente de una circunstancia adversa.

Contamos aquí algunas tareas que el tiempo y el coronavirus nos han regalado a muchos:

En busca del tiempo perdido: encerrados en casa

En la segunda quincena del mes se ha decretado el estado de alarma y el confinamiento por cuestiones de salud pública, la nuestra, que está en riesgo por este coronavirus. Estamos en casa, tal vez en compañía o solos. Todas nuestras actividades cotidianas se han parado, al menos en la calle. Estamos encerrados entre nuestras lindas paredes. Con nuestro yo, nuestra familia, nuestras emociones y nuestros miedos.

Ten cuidado con lo que sueñas, no vaya a ser que se te cumpla. ¿Cuántas veces no hemos soñado con estar en casa para hacer esas mil cosas que no podíamos por el estrés y las obligaciones fuera de ella? Tantas quejas diarias imaginando al menos quince días para dedicarnos a estar en casa haciendo lo que más nos gusta.

Padre solo hay uno

Con la película La vida es bella (Roberto Benigni, 1999) evocamos la figura de un padre marcado por la tragedia del holocausto que, sin embargo, cuida a su hijo con amor y juego para que viva la experiencia como una aventura. No cabe mayor entrega e imaginación que la de ese hombre que desea salvar a su hijo del infierno de la Segunda Guerra Mundial, como si no hubiera pasado por ella.

Pero no es la única muestra de la figura del padre como héroe y ser humano grandioso y contradictorio. Desde el cine, como documento audiovisual del último siglo, hay cientos de filmes maravillosos en los que se analiza el paradigma paternal desde ángulos diversos: del peor al mejor, del tierno al perverso, del consciente y comprometido al ausente.

Cocina mediterránea en Málaga

Aunque todas las gastronomías locales son dignas de probar, hoy vamos a señalar la de Málaga y solo unos pocos platos, pues cada localidad de la provincia tiene sus platos típicos. Se trata de una cocina mediterránea donde reina el pescado y el marisco. Aunque hoy es posible comer casi de todo en cualquier parte y no faltan los restaurantes de distintas nacionalidades, lo ideal es paladear lo local con todos los sentidos.

Parece que hay consenso en que el espeto de sardinas se ha convertido en un símbolo de la cocina malagueña en los merenderos y restaurantes a pie de playa. El espeto consiste en ensartar las sardinas en cañas y brasearlas con leña en la arena. Normalmente se utiliza una pequeña barca encallada en la playa como fogón, aprovechándolo además para otros pescados a la brasa.

Medina Azahara: ciudad de las mil y una noches

Apenas a ocho kilómetros de Córdoba es posible revivir cómo fueron los escenarios de Las mil y una noches en Medina Azahara. Una ciudad mítica, cuyo yacimiento arqueológico se declaró Bien de Interés Cultural en 1923 y Patrimonio de la Humanidad en 2018. En proceso de reconstrucción desde hace varias décadas, hoy luce como un yacimiento que narra el esplendor de un califato. En su momento, fue una ciudad palaciega que se edificó por orden de Abderramán III, califa de Córdoba, como deseo de destacar su poder sobre otros califatos y, según la leyenda, tomando el nombre de una de sus esposas, Azahara, y en su homenaje por haberle propuesto la construcción. Considerada la Versalles nacional de la Edad Media, está reconocida tanto por su arquitectura como por su paisaje, su urbanismo y su trascendencia histórica.