Contenidos
- 1 Cógete un día libre cuando lo necesites.
- 2 Haz algo más que ver series antes de acostarte.
- 3 Piensa en cosas que sólo haces en vacaciones y reprodúcelas (aunque sea un poco) el resto del año.
- 4 Dedica, literalmente, cinco minutos para meditar.
- 5 Intenta limitar el azúcar refinado y añadir más magnesio a tu dieta.
- 6 Busca ayuda, incluso si crees que a lo que te estás enfrentando no es «lo suficientemente malo».
- 7 Si tu salud mental está afectando a tu trabajo, fija un momento para hablar de ello con tu jefe o con el departamento de recursos humanos.
- 8 Considera la posibilidad de reducir el consumo de alcohol si acabas sintiéndote peor cada vez que sales.
- 9 Deja de glorificar el estar ocupado y duerme un poco.
- 10 Escribe un montón de afirmaciones positivas y mecanismos de afrontamiento saludables y ponlos en un frasco para cuando necesites salir de una espiral de pensamientos negativos.
Vivimos en una época de cambios, de incertidumbre en la que es fácil que el día a día haga mella en nuestro bienestar físico y, sin duda, en nuestro bienestar mental. Durante los últimos años, cada vez se habla más sobre ello y sobre la importancia de tratar nuestra salud mental como lo hacemos con nuestra salud física. De hecho y según la Organización Mundial de la Salud, una de cada ocho personas en el mundo sufre un trastorno mental, que puede ir desde la ansiedad hasta la depresión, pasando por otras condiciones.
Todos los indicios apuntan a que estamos dando prioridad al autocuidado, y eso es verdaderamente un avance, sin embargo, somos un poco turbios en el seguimiento y es que nos faltan estrategias: no todo el mundo tiene el tiempo ni los medios necesarios para acudir a un retiro de bienestar o terapias alternativas que alcanzan un estado absoluto de relajación.
Ante este contexto, desde la revista Zaguán de Hammam Al Ándalus te proponemos una serie de simples gestos que te ayudarán a cuidar de tu salud mental.
Cógete un día libre cuando lo necesites.
Sabes cuándo lo necesitas y sabes que serás más productivo (y en general, más agradable. Entonces, ¿por qué nos sentimos tan egoístas cuando lo hacemos? Piensa en ello como una medicina preventiva: al tomarte un día para relajarte y recargarte ahora, le estás dando a tu cuerpo (y a tu sistema inmunológico) algo de tiempo para ponerse al día, lo que podría ayudar a prevenir un día de enfermedad real en tu futuro.
Haz algo más que ver series antes de acostarte.
Si has perdido la cuenta las noches que has pasado viendo un capítulo tras otro de la serie de turno, solo porque estabas cansada y sin ganas, prueba a no ver la televisión antes de acostarte durante una semana. Utiliza ese tiempo para leer, colorear, llamar a tu madre, escribir un diario, darte un baño, lo que sea. Para mucha gente, desconectar con una buena serie puede ser un terapéutico, pero es muy útil encontrar otras formas para calmarse al final del día. Y tal vez encuentres una que no te mantenga ocasionalmente despierto hasta las 2 de la mañana.
Piensa en cosas que sólo haces en vacaciones y reprodúcelas (aunque sea un poco) el resto del año.
Tendemos a tener una visión más fría de todo cuando estamos de vacaciones. Sustituimos el gimnasio por la natación y los paseos, las cenas consisten en comidas con nuevos amigos y el correo electrónico (con suerte) tiene una respuesta fuera de la oficina. ¿Y si lo convirtiéramos en la norma, en lugar de la excepción? Tal vez, es tan simple como saltarse el gimnasio para salir a correr por el parque, o poner el teléfono en «No molestar» entre las 10 de la noche y las 7 de la mañana.
Dedica, literalmente, cinco minutos para meditar.
Sí, la meditación parece una cosa dificilísima que solo consiguen los profesores de yoga, pero no es necesario que sea algo completo para que sea efectivo. No te preocupes por lograr algo o por alcanzar algún tipo de iluminación cuando lo hagas; sólo el hecho de que dediques unos minutos a calmarte y a concentrarte en tu respiración ya es un gran avance. Si no sabes por dónde empezar, simplemente siéntate en silencio y concéntrate en inspirar y espirar, lentamente, durante dos minutos. La próxima vez que lo hagas, aumenta a cinco minutos.
Intenta limitar el azúcar refinado y añadir más magnesio a tu dieta.
Reducir el azúcar añadido (refrescos, caramelos, pasteles) no curará la depresión, pero puede ayudar a mantener estables los niveles de azúcar en sangre, lo que puede ayudar a equilibrar los niveles de energía a lo largo del día. Y aunque no existen alimentos que combatan el estrés, se ha demostrado que el magnesio ayuda a aliviar los dolores de cabeza y la fatiga. Así que añadir verduras de hoja oscura, semillas de calabaza, aguacates e higos a tu dieta no es una mala idea.
Busca ayuda, incluso si crees que a lo que te estás enfrentando no es «lo suficientemente malo».
No hay un umbral de sufrimiento que tengas que alcanzar para justificar ir a terapia o la medicación. Si estás experimentando cambios de humor que no desaparecen -especialmente si están interfiriendo en tu vida diaria- habla con alguien y busca ayuda. Ese alguien puede ser un médico de atención primaria, un amigo, un terapeuta o incluso tu departamento de recursos humanos.
Si tu salud mental está afectando a tu trabajo, fija un momento para hablar de ello con tu jefe o con el departamento de recursos humanos.
No siempre es necesario revelar una condición de salud mental en el trabajo, pero puede valer la pena si está afectando a tu trabajo, por ejemplo, si necesitas tomar un almuerzo más largo un día a la semana para hacer una cita de terapia o si necesitas trabajar desde casa ocasionalmente mientras te acostumbras a un nuevo medicamento. Sólo asegúrate de tener un objetivo en mente antes de hablar con tu jefe y consulta primero a Recursos Humanos si no estás seguro.
Considera la posibilidad de reducir el consumo de alcohol si acabas sintiéndote peor cada vez que sales.
Para muchas personas, no hay nada malo en beber con moderación. Pero si ves que bebes constantemente para escapar de los sentimientos de depresión o ansiedad, o si experimentas pánico mañanero con frecuencia, puede que merezca la pena pensar en el papel que juega el alcohol en tu estado de ánimo.
Deja de glorificar el estar ocupado y duerme un poco.
Encuentras tiempo para hacer pilates y salir a comer o de compras. Es el momento de encontrar tiempo para dormir. Sin él, no sólo te sentirás como un desastre en el trabajo y en la vida, sino que tu salud mental se verá afectada casi con toda seguridad. Dormir no es un botón mágico para restablecer el estado de ánimo, pero puede suponer una gran diferencia cuando no se duerme lo suficiente.
Escribe un montón de afirmaciones positivas y mecanismos de afrontamiento saludables y ponlos en un frasco para cuando necesites salir de una espiral de pensamientos negativos.
El objetivo es recordarte que tienes opciones cuando te ciegan los pensamientos negativos que te dicen que no hay nada que te ayude. Pueden ser simples recordatorios -«Te queremos»- «Da un paseo y toma agua»- o letras de canciones de cantante favorito, lo que sea que te ayude a recuperar la concentración cuando estés luchando con tu salud mental.