Somos como aves migratorias

Los migrantes: aves y personas que inician un viaje necesario, trasladarse a otro hábitat más benevolente para sus objetivos. A las aves las mueve el clima y la reproducción, a los humanos la supervivencia y la esperanza. En el año 2000, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 18 de diciembre como el Día Internacional del Migrante con intención de proteger y respetar los derechos humanos de aquellos que emigran.

Recordemos nuestro pasado: españoles todavía desperdigados por Argentina, Alemania, México, Cuba, Francia, Bélgica, Suiza y todos aquellos países que nos acogieron para trabajar en sus industrias, para evitarnos algún peligro o para salvarnos de la pobreza. Fuimos pájaros buscando un nido de bienestar.

Luces de diciembre: espectáculo y asombro popular

Las ciudades españolas se iluminan este mes con una abundancia multicolor que parece combatir la oscuridad de la noche retando a la noche. Semejante batalla contra la nocturnidad de los montes, las selvas y los campos, las autopistas, los callejones y los barrios de medio mundo, se presenta quizá como una guerra contra la naturaleza: porque la noche es necesaria frente a la luz del día, producto de la rotación del planeta que gira en órbita alrededor del astro sol. Los humanos retamos el ciclo natural mostrando todo contra lo oscuro.

Es el signo del presente. Las ciudades compiten para ganar en potencia lumínica y espectáculo. Y así las luces de diciembre nos acompañan en las calles, los comercios y las fiestas navideñas durante todo el mes de diciembre. Málaga y Madrid son dos centros de potencia eléctrica que asombran por sus guirnaldas y adornos en Navidad, aunque también Granada y Córdoba se ocupan de ello, como casi todas las ciudades de medio mundo. Pero, ojo, son luces de temporada y luces prestadas por unos días. Hay que aspirar a otras luces.

Naturaleza: urgente necesidad de diálogo

Para la Cumbre de Clima de Madrid (del 2 al 13 de diciembre) se ha elegido un lema: Tiempo de actuar.

La naturaleza nos ha sido dada por factores diversos de atmósfera y evolución que permiten la existencia de nuestra especie, perfecta y precaria, pero la olvidamos y queremos someterla a nuestras necesidades: talamos, fabricamos, vertemos ácido sobre su lecho, desviamos su curso, infectamos el aire y las aguas, arrasamos sus tesoros, extraemos su subsuelo. Bosques, prados, fauna, ríos, mares, selvas, placas tectónicas: retrato de una gloria y un paraíso sin gobierno ni reglas humanas. Sus leyes no son las nuestras. Y debemos aprenderlas.

Desde cuándo no te bañas

Piénsalo un segundo y recuerda. Desde cuándo no has sumergido todo tu cuerpo en el agua, abandonándote al placer de flotar y estar caliente y protegido, igual que un niño sin memoria.

Desde cuándo no olvidas la realidad inmediata para ser solo tú contigo mismo, desnudo y salvaje, sin conciencia del yo. Mujer sin desigualdad, hombre sin cargas, persona sin desasosiego.

Claro, sin remedio, de acuerdo con nuestra historia, hemos cambiado el baño por la ducha rápida. Es más, hay muchas viviendas que ni siquiera tienen bañera. La limpieza diaria se colma con una ducha de cinco minutos como mucho. No se trata solo de la prisa que se impone, sino de conciencia ecológica. Estamos de acuerdo en no despilfarrar nuestro bien más preciado, oro líquido del planeta: el agua. Pero hay otras alternativas: el mar, el Hammam, arroyos y ríos.

Alejandro Céspedes: poesía sin límites

Letrista de cantantes como Luz Casal, gestor cultural, creador incesante de proyectos y sobre todo poeta, Alejandro Céspedes (Gijón, 1958) ha dado a la imprenta algunos de los mejores libros de poesía de las últimas décadas, muchos premiados y algunos seleccionados en las listas de la crítica especializada.

Si está considerada su propia obra, por su originalidad al margen de tendencias y su riesgo llevando al límite las posibilidades del lenguaje, no cabe olvidar su trabajo en la dirección de espacios escénicos, programación, producción y distribución en eventos de Madrid, como el Festival de Otoño, los Veranos de La Villa y el Teatro Fernán Gómez.

El encanto de Córdoba otoñal

En el fin de ese calor excesivo, allanada con calma a esta nueva estación, Córdoba propone su universo de historia y cultura. Todo vuelve a su esencia. Capital del mundo que fue, capital de ruinas excelsas, capital del futuro evocador, Córdoba exhibe su trastienda de tesoros y su perspectiva de porvenir sin soberbia, callada en el interior de una Andalucía que grita su supervivencia por dignidad y derecho. No se rinde a su historia porque sigue haciendo historia cada día con el corazón a punto. Hay dos temporadas para sumergirse en Córdoba hasta el fondo: después del frío, es decir, su primavera; y después de infernal calor, o sea, este mismo otoño. Tenemos suerte.

Madrid amanece en otoño

Madrid amanece, cantaba allá por los noventa Hilario Camacho, pero no entre sueños perdidos, como decía, sino entre nubes de porvenir y cultura para todos. No solo es verdad que Madrid amanezca, sino que esta ciudad resucita cada otoño, plena de actividades y propuestas. Madrid en noviembre se abre como un regalo para los sentidos, las aspiraciones y la puesta a punto de un nuevo curso con mil ideas. En el centro de un país y en el centro del mundo, la capital se explaya en opciones culturales.