Consejos de belleza y bienestar, antes o después del Hammam

Sumerjámonos hoy en las experiencias y sensaciones que provocan los aromas; los vapores que envuelven tu cuerpo al introducirte en el Hammam, momento en que, de repente, es más fácil olvidar tus problemas e inquietudes, la mente se despeja casi a la vez en que se zambulle en las aguas cristalinas de los baños. Es un acontecimiento inigualable: no pensar en nada, solo aprovechar el momento y relajarse.

El silencio es tu mejor aliado

Es algo así como olvidarse del paso del tiempo; mantener una conversación agradable o, simplemente cerrar los ojos y dejarse llevar por el ambiente.

En realidad, al Hammam no es necesario ir acompañado, puesto que el objetivo es desconectar, encontrarse con uno mismo, percibir los beneficios del contraste del agua fría-caliente; de los aromas y esencias del entorno; de la luz tenue de sus salas; de los sonidos cálidos y los vapores que limpian por dentro. Es un conjunto de sensaciones que impactan y hacen sentir mejor a la vez.

La vida diaria ‘contamina’ el cuerpo y lo somete a un desgaste físico importante. Por eso, para ellas, son recomendables algunos consejos a tener en cuenta diariamente antes o después de disfrutar del baño, ya sea en casa o en el Hammam.

  • El maquillaje: rostro, ojos y labios, nos embellecen pero si no se retiran adecuadamente, se reseca el cutis y aparecen puntos negros que restan luminosidad a la cara.
  • La crema corporal, tan necesaria para mantener la piel sana e hidratada, es aconsejable eliminarla después de un duro día de trabajo, para poder aplicarla de nuevo, después de una ducha reponedora.
  • Los productos tan novedosos utilizados en el cuidado del cabello han de ser bien aclarados para deshacernos de sus componentes químicos y dar paso al nuevo enjabonamiento, que ayudará a mejorar la salubridad del pelo.
  • Las prendas a veces nos aprietan, algunas despintan en la piel; los tacones provocan durezas muy dolorosas; en el trabajo, se suelen adoptar posturas incorrectas que afectan a los músculos, causando contracturas y dolencias varias. Es recomendable adoptar posturas ergonómicas y cambiar de posición periódicamente.
  • Al hacer la compra, nos cargamos con demasiados artículos pesados, que repercuten negativamente en las articulaciones y en brazos y piernas que soportan todo el peso.

Por ello, es aconsejable recibir tratamientos como la eliminación de las toxinas acumuladas con ayuda de la acción de los vapores del agua caliente sobre el cuerpo, que abre los poros y los limpia. Después es necesaria una buena ducha de agua fría para cerrar los poros y evitar, así, que entren más impurezas. Y, por supuesto, un masaje que alivie la pesadez física y que haga descansar el cuerpo.

Un buen masaje reactiva la circulación, relaja y desentumece los músculos; renueva la piel, eliminando las células muertas con el guante de Kessa y el jabón de uva roja, entre otros, y los aceites esenciales aplicados posteriormente, hidratan la piel, proporcionando una sensación de suavidad y bienestar total.

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El hammam, un ritual centenario con varias fases

El hammam, un ritual centenario con varias fases

Es curiosa la cantidad de cosas que se pueden llegar a aprender buceando por la historia de los Hammam. Resulta fácil descubrir rituales y costumbres que acontecen tanto antes como después del baño. Y de las recomendaciones tan específicas que se han hecho a lo largo de la historia para la realización de este ritual.

Los hammam del mundo

Hoy queremos acercarnos a los diferentes y diversos hammam que hay repartidos por el mundo. Hay lugares donde son conocidos por baños árabes, turcos, saunas rusas, finlandesas, el Temazcal… Similares todos, pero diferentes cada uno, dependiendo de la época, de las demandas y necesidades de la sociedad en la que se establecieron y fueron evolucionando. En esencia, sus objetivos de bienestar y salubridad son comunes, pero las costumbres o utilidades cambian en función de la importancia otorgada por su cultura.

hammam del mundo

Día de compras con el mejor final posible

Ya sea entre semana, fin de semana, durante la mañana o durante la tarde, coincidiréis con nosotros en que es difícil resistirse a un buen paseo por el centro de la ciudad: Pararse en los escaparates, probarse mil prendas, dar y recibir opiniones sobre los modelitos, probar zapatos, sandalias, tacones o botas… Demasiado estrés, ¿no? Sobre todo cuando estamos ultimando compras para alguna ocasión especial o evento ¿Cómo liberar el estrés? 

 

Seguro que ya estáis adivinando la respuesta. Y es que la moda, el ritual de salir de tiendas, puede estar ciertamente relacionado con el que se vive en el Hammam. En ambos casos se trata de cuidar nuestro cuerpo, de ponerlo guapo, después de ‘maltratarlo’ un poco en el día a día.

Imaginad el plan del fin de semana. Objetivo: Encontrar ese traje o vestido perfectos para la boda que tenemos el mes que viene. Toda la mañana dando vueltas por las tiendas intentando encontrar algo cómodo y económico a la vez, por supuesto. El termómetro tirando hacia arriba, las calles concurridas, los centros comerciales masificados… y nosotros pensando que el conjunto perfecto está al caer. «Total si solo necesitábamos un vestido, zapatos, complementos», piensan ellas. «Yo creo que todavía me sirve la corbata de mi último cumpleaños», se dicen ellos, tienda tras tienda. Al final, ¿a quién no le ha asaltado un poco el agobio, cansado de andar de un lado para otro, mirando en todas las tiendas que conocíamos y las que nos iban aconsejando?.

Por fin encontramos lo que andábamos buscando. Y cuando paramos a disfrutar de nuestro hallazgo, después del sufrimiento, toca un merecido descanso, ¿no?.

Aunque la tentación de una cervecita con su tapa es grande, nos preguntamos: «¿Y si el día de la boda no entra el vestido que me acabo de comprar? En la tienda me estaba perfecto…» Y pensamos que no. Que la tapa no es tan buena idea. Que mejor es buscar el sitio idóneo para recuperar fuerzas y descansar cuerpo y mente. Que el agua fría y caliente, que el ambiente cálido y acogedor puede ser el mejor premio. Que quizá un masaje relajante que reactive la circulación y libere la pesadez del esfuerzo realizado durante el día sea lo que nos tenemos merecido. Es el mejor colofón a una jornada de compras… ¿No te parece?

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El hammam como evento social y de reunión

Hoy aprovechamos para acercaros la cantidad de utilidades que se les atribuían a los baños árabes, tanto de higiene básica necesaria, como escenario de encuentro y costumbre social, al que todos tenían la posibilidad de acceder, mujeres y hombres, judíos, cristianos y musulmanes, ricos y pobres, pequeños y mayores… Todos eran bienvenidos a los baños. Cuestión bastante destacable ésta puesto que, hoy en día, no nos reunimos en los baños árabes a tratar problemas personales o acuerdos laborales. Es más frecuente frecuentarlos cuando estamos de vacaciones o porque alguien nos regala un recorrido en un hammam. Y, dado que según hemos visto, resulta tan beneficioso, no estaría de más abrirlos a nuevas y enriquecedoras prácticas.

Uno de los momentos especiales que se vivían en los hammam de la antigüedad, era cuando las mujeres del harén del palacio iban a los baños. Debían hacerlo acompañadas por sus sirvientes, en una gran ceremonia en la que hacían gala de sus toallas bordadas, zapatillas incrustadas de nácar… Pasaban horas y horas relajadas en la sala caliente. Era también el lugar adecuado donde las mujeres mayores buscaban las posibles novias para sus hijos.

Algunos de los utensilios que se llevaban en el baño, eran por ejemplo:

«El pestemal». que era una tela que cubría el cuerpo del bañista;

«Takunya», unas zapatillas de madera que se usaban en los baños, que progresivamente fueron sustituidas por las zapatillas de plástico

«Tarak kutusu», era una caja de cobre o de oro donde se guardaban el jabón, champú y demás objetos de baño.

«Tas» que era una palangana de cobre para bañarse.

Algunos de estos elementos ya no se usan, pero los demás incluso se pueden comprar en ciertos bazares.

Antiguamente, a la hora de construir los baños turcos se tenía en cuenta si era para hombres o mujeres. Hoy en día se utiliza la misma construcción para ambos sexos, lo cual amplía las posibilidades de disfrutarlo en pareja, en grupo de amigos o en familia.

Sea cual sea vuestra alternativa, el descanso y la relajación está asegurados.

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Descubre los efectos tonificantes del contraste de agua fría y caliente

Frío y calor. Dos elementos básicos de la experiencia del hammam. Agua fría y caliente para lograr múltiples efectos, según todas las recomendaciones en este tipo de espacios. Pero, ¿por qué la combinación de temperaturas resulta tan beneficiosa?. A continuación, repasamos algún testimonio que afirma que los efectos tonificantes del contraste de agua fría y caliente de un baño árabe son muy positivos para la salud. Cuando el cambio de temperatura se vive en el Hammam el efecto beneficioso se multiplica con el masaje que recibimos a continuación de la mano de expertos y rodeados de un ambiente de paz y tranquilidad.

Han sido muchos los personajes históricos que influyeron en la visión y utilización de los baños como, por ejemplo, el médico griego Galeno, que aconsejaba sobre las propiedades y beneficios del contraste de temperaturas del baño árabe: “no había nada más purificador que un baño combinando lo frío y lo caliente, lo seco y lo húmedo y lo esencial del Cosmos: tierra, agua, aire y fuego”. Para los griegos, el baño tenía un fin medicinal, reparador del cuerpo y de la mente y, por supuesto, del espíritu.

Efectos tonificantes del contraste de agua fría y caliente

Apuntaba Galeno el siguiente esquema a seguir: “Un inicial baño en seco, de vapor, tendrá como misión calentar y fundir las materias nocivas del cuerpo y limpiar la piel de impurezas y desigualdades que serán expulsadas con el fuerte sudor provocado”.

Se entiende que ya era conocida la propiedad que tenía la sudoración de eliminar las toxinas del cuerpo y continúa diciendo Galeno que: “el baño de agua muy caliente limpiará los resquicios de la epidermis, entrando por los poros limpios y devolviendo una humedad pura a las partes sólidas del cuerpo (carne y huesos) en sustitución de lo sudado”.

Y termina su prescripción indicando: “Un baño posterior con agua fría, refrescará el cuerpo contrayendo la piel y cerrando los poros ya limpios”. Este baño frío también tenía otro fin: provocar una vasoconstricción compensatoria de la vasodilatación de las fases cálidas del baño.

En conclusión a lo aconsejado por Galeno, el baño era indispensable y enriquecedor para el buen funcionamiento del organismo.

El punto de vista que aportó Galeno influyó positivamente en la apreciación y valoración que tenía el pueblo y la sociedad, en general, con respecto a la salubridad de los hammam.

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Conoce los orígenes del hammam

Bienvenidos al Blog de Hammam Al Ándalus, donde  encontraréis con una historia semanal acerca de los hammam, noticias sobre turismo relacionadas con cada ciudad y las ofertas más sugerentes de nuestros establecimientos.

Comenzaremos esta nueva aventura profundizando en la historia y la importancia, tanto en la antigüedad como en la actualidad, del uso adecuado del agua y los beneficios que aporta.

Pero ¿cuál es el significado de la palabra hammam?

Se refiere a un baño árabe o baño turco, que quizás sean los nombres con los que más se le conoce. Aunque fueron los romanos los primeros que comenzaron a usarlos, ya que conocían la importancia y riqueza de las propiedades del agua. Es por ello que el hammam encuentra su origen en las termas romanas.

Esta civilización transmitió dicha sabiduría a los turcos, que continuaron extendiendo la tradición y haciendo uso de los baños.

La razón principal de la utilización de los baños públicos era mantener la higiene corporal, pero también eran importantes puntos de encuentro de reunión social.

El hecho de acudir a un baño público suponía el cumplimiento de un ritual de preparación y limpieza, alternando la utilización de las salas de agua caliente con las de agua fría y con los masajes que procuraban los patrones, que eran las personas encargadas de realizarlos.

Los efectos de los vapores del agua y de los masajes eran muy beneficiosos en aquella época: abrían los poros de la piel para eliminar las impurezas acumuladas, sudando las toxinas nocivas; limpiaban las vías respiratorias; reactivaban la circulación sanguínea; relajaban los músculos del cuerpo; despejaban la mente de los problemas diarios y los aceites esenciales que se utilizaban, hidrataban la piel, otorgando una sensación de bienestar físico y mental.

Los pasos a seguir por los usuarios de los baños turcos comenzaban con la relajación en un cuarto de temperatura media, calentado por flujos continuos de aire caliente; luego pasaban a otro cuarto que tenía mayor temperatura que el anterior. Después se sumergían en una piscina de agua fría. Por último, se lavaban el cuerpo, recibían un masaje y se retiraban a otro cuarto para relajarse.

La diferencia con las termas romanas, es que en éstas encontramos tres zonas diferenciadas:

  • El Tepidarium era el cuarto de baño tibio de los baños romanos calentados por un sistema del hipocausto o de calefacción debajo del suelo.
  • El Caldarium era el cuarto que tenía un baño caliente y vaporoso calentado por el mismo sistema que el tepidarium.
  • Y por último, el Frigidarium era el local donde se tomaban los baños fríos y el último cuarto del ritual de las termas romanas.

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