Como decía John Lennon en su mítica canción Imagine: “Imagina toda la gente compartiendo todo el mundo”. Pues bien, no lo imaginemos, podemos verlo. Porque ya está aquí la primera cita anual de profesionales del turismo mundial, Fitur, que se celebra del 22 al 26 de enero en la feria de Ifema de Madrid. Y también se abre para el público.

En este encuentro se presentarán propuestas de destinos turísticos de 165 países y regiones del planeta, además de los lugares de toda España. Este año hay diez pabellones dedicados a distintos continentes: América, África, Oriente Medio, Europa, Asia–Pacífico, además el de España, el de Empresa y Tecnología, el de Empresa  y  Asociaciones y los de Entidades y Organismos Oficiales Españoles. El país invitado es Corea del Sur, coincidiendo con el 70 aniversario del inicio de las relaciones diplomáticas entre ese país y el nuestro.

Imagina actuaciones y presentaciones de paraísos cercanos y lejanos para visitar tal vez o al menos para tenerlos en cuenta mientras nos aguardan en la República Dominicana, Chile, Cantabria, Paraguay, Ecuador, Italia, Canarias, Argentina, Murcia o Irán.

En esta cita podemos descubrir no solo sitios donde nuestros sueños aspiran a llegar en su largo viaje, sino también asistir a conferencias, debates y mesas redondas, conocer festivales, participar en talleres, escuchar música y ver vídeos, hacer relaciones, adquirir conocimientos, entrar en la nueva era digital, indagar novedades, hacer negocios, perseguir la sostenibilidad y mucho más.

Desde luego, los profesionales del sector acuden a Fitur porque les resulta imprescindible para cubrir sus objetivos, pero cualquier persona curiosa también tiene sus propios intereses en este gran evento, porque el espectro de nuestros saberes se amplía casi sin buscarlo en cualquiera de las jornadas: más geografía, más colores, más arquitectura, más cine, más tradiciones, más fotografía, más naturaleza y más humanidad, entre otras muchas materias.

Imagina entonces abrir los ojos al mundo que desconocemos y nos espera. El mundo no se acaba en nuestra calle, barrio o ciudad, ni siquiera en nuestra región en el país en que nacemos. El mundo no tienen más fronteras que las a veces nos imponemos o nos impone el transcurso de los acontecimientos. Pues bien, imagina un mundo sin fronteras. O mejor, vive el mundo sin que te detengan las fronteras.