La primavera ya está aquí. A pesar de todo, ha llegado y se ha instalado en el calendario de este marzo, aunque no estemos disfrutándola en las plazas y en los parques. Este año el equinoccio fue el día 20 y nos pilló encerrados en casa, en los trabajos y en los hospitales.

Marzo comienza la fiesta de la naturaleza con el sol que genera frutos y anima a las plantas a florecer. Ya verdecido el campo, ya los árboles con sus hojas verdes y sus flores y frutos a punto, concentrados para eclosionar. Después del frío y las nevadas, este mes transita entre las rachas de mal tiempo y los brillos de la nueva vida. No hay manera de ignorar un mes que antecede a la floración y al buen tiempo. Ay, pero este marzo ya es historia de futuros libros.

Coincidieron los idus de marzo con el anuncio del estado de alarma, contradiciendo al calendario romano, que consideraba los idus como días de buenos augurios. Solo cabe lamentarse por los enfermos y por los caídos. Pero desde aquí no podemos dejarnos vencer por la tristeza.

Celebremos la luz que entra por las ventanas, celebremos que se alargan los días.

Celebran los niños que casi tienen vacaciones adelantadas, casi sin escuela, aunque con tareas.

Celebran los árboles las horas de sol y las noches más cálidas.

Celebran los ríos el caudal que les dejó el invierno.

Celebran las macetas su próxima floración.

Celebran los pájaros en todos los senderos y las gaviotas en todas las costas.

Celebran los ociosos el tiempo que tienen por delante.

Celebran los trabajadores no perder el trabajo que les queda.

Celebra el hielo su deshielo y la lluvia que puede caer todavía.

Celebran los relojes su sagrada importancia, incluso en la desgracia.

Viene abril caminando despacio, se retrasa estos días, como temeroso de aparecer enjaulado entre finos barrotes, sin poder ofrecerse, sin que puedan tocarlo, sino con guantes y mascarilla. Viene abril desde lejos, pero no se atreve a salir por las calles y no quiere llamar a las puertas para anunciarse. Justo en estas fechas en las que siempre han comenzado bodas y  comuniones, el novio no llega y las iglesias se clausuran. Y hasta los juzgados. Se nos pone difícil juntarnos.

Marzo se va retirando con toda la naturaleza ya disponible, entregando su mano y diciendo ahí la tienes, abril, para cuidarla, amarla y respetarla. Pero abril no se aventura todavía, camina con pasitos cortos, aunque bien sabe que debe presentarse a la boda, con los guantes puestos.