El final del verano es un momento de reflexión e impulso, la vuelta al bullicio, a la rutina y a los estímulos. Dejamos atrás vivencias de reconexión con otros y desconexión del mundo, entornos idílicos y estados de mente serenos. El otoño es una oportunidad de renacer, de seguir manteniendo nuestra promesa de seguir cuidándonos y buscando esos instantes que tan felices nos han hecho en verano, pero en nuestro día a día.
Comienza un nuevo día. Nuestro cuerpo, al igual que nuestra mente, necesita tomar consciencia del despertar para, poco a poco, reunir la energía que necesita para la jornada.
El arte inspira, enamora, evade y relaja. A veces basta con observar alguna de las maravillosas pinturas del Museo del Prado para dejar nuestra mente volar y nuestras pulsaciones disminuir. Y es que el arte esconde dentro de sí una gran infinidad de beneficios para todo el que lo observa y, por supuesto, para todo el que lo práctica.
En un artículo anterior sobre “mitos de la alimentación” ya hablábamos sobre algunas informaciones falsas sobre la alimentación. Datos y afirmaciones que pueden llegar a condicionar nuestras rutinas alimenticias del día a día e incluso a descartar o incluir alimentos en cada comida. Por ello, es fundamental consultar con expertos y contrastar la información encontrada sobre los beneficios o desventajas de diferentes productos o alimentos.
5El reishi se ha convertido en uno de los protagonistas del presente y futuro de nuestra alimentación. Sus múltiples propiedades y beneficios han hecho que se posicione como el nuevo alimento que no puede faltar en nuestra rutina diaria.
En la actualidad el interés por la alimentación, la salud y el bienestar se encuentra en una situación creciente debido al deseo legítimo de querer disfrutar de vidas mucho más largas y sanas.
El calor del verano no solo transforma el paisaje, también pone a prueba nuestro bienestar físico y mental. Las temperaturas extremas pueden afectar de manera especial a la población más vulnerable, como son niños pequeños, personas mayores y enfermos crónicos. Las consecuencias pueden tener diferentes niveles de gravedad, desde dermatitis a calambres, agotamiento o golpes de calor.