Siempre os hablamos de la importancia del agua para la hidratación de nuestro cuerpo. La hidratación cutánea no es solo importante por el valor estético, sino también por el saludable. En este post te enseñamos a cuidar mejor de tu piel en épocas de entretiempo como el otoño. Y a evitar la deshidratación cutánea.
La hidratación cutánea está relacionada con la cantidad de agua que está presente en nuestra piel. Es preciso diferenciar este concepto del de humectación. Que hace referencia a la humedad que la epidermis toma del medio exterior a través del empleo de preparados de base acuosa.
El estado de hidratación determina las cualidades mecánicas y estéticas de la piel. Estas cualidades están directamente relacionadas con el equilibrio entre los aportes de agua, tanto a nivel endógeno como exógeno (dependiendo de la humedad del aire) y las pérdidas que se producen por evaporación (sudoración y transpiración).
¿Qué es una piel hidratada?
A nivel científico una piel hidratada es aquella que tiene un contenido de agua en el estrato córneo del 10 al 20%. Mientras que una piel deshidratada presenta en este estrato unos niveles inferiores al 10% . Al producirse esta falta de agua, se producen variaciones en la piel. Los lípidos de la epidermis sufren cambios estructurales y se vuelven incapaces de retener agua. Permitiendo así la permeación a través suyo. Y, por tanto, aumenta la pérdida de agua en las capas más profundas de la piel.
La deshidratación no es algo exclusivo de las pieles secas. Afecta a todos los tipos de piel, incluso en aquellas más grasas. Es fácil reconocer si una piel está hidratada o no, tanto a nivel visual como táctil. Visualmente, reconocemos una piel deshidratada por la deficiencia de sebo, que hace que nuestra piel carezca de brillo. O por la presencia de escamas y pequeñas arruguitas.
Notaremos también el nivel de hidratación de la piel por su tacto. Una piel deshidratada es rugosa, presenta escamas y se vuelve rugosa. Además de estar tensa y carecer de suavidad y elasticidad. Cuando nuestra piel está deshidratada, tenemos sensación de incomodidad. Y la notamos tensa y tirante.
Cómo evitar la piel deshidratada
No beber la cantidad de agua suficiente contribuye a la deshidratación de la piel y hace que esta parezca más envejecida. Pero la ingesta de agua no es el único factor que determina la hidratación de nuestra piel. Una dieta equilibrada y rica en vitaminas ayuda a mantener nuestra piel hidratada.
El tabaco y el alcohol son enemigos conocidos de nuestra salud. Un abuso de estos contribuye también a la deshidratación cutánea, como también contribuye a ello, la toma de ciertos medicamentos, algunas patologías que provocan perdida de agua, así como las condiciones ambientales. Nuestro estado mental, por raro que parezca, también incide en la hidratación de la piel. El nivel de estrés o de fatiga psicológica hace que se acentúen los desórdenes cutáneos.
Debemos evitar el uso de jabones y detergentes agresivos, cosméticos inadecuados, no lavar la piel con agua dura o excesivamente clorada, secar la piel al aire, evitar los cambios bruscos de temperatura, la exposición prolongada al sol, así como mantener especial cuidado con el afeitado, la depilación y la exfoliación excesiva.
Hemos mencionado que los cambios bruscos de temperatura no son buenos para nuestra piel, pero si estos cambios se producen por el contacto de esta con el contraste de agua fría y caliente, son muchos los beneficios que producen. En Hammam Al Ándalus este es uno de los principales atractivos, el contraste de temperaturas de las distintas piscinas que estimula los receptores del tacto en la piel, mejorando la circulación sanguínea y aflojando la tensión de los músculos, además de ayudar a tonificar nuestra piel.
Y el consejo más importante de todos, tómate la vida con tranquilidad y positivismo, nuestra piel también es el reflejo de nuestra mente.