Contar emociones como sencillos cuentos que todos quieren aprender, con un lenguaje realista que sin embargo asume la magia y el temblor de la lírica. Es decir, contar y cantar, queriendo querer. Así es la poesía de Ben Clark (Ibiza, 1984), un escritor y traductor de origen británico que vive en Málaga, cerca de las playas de El Palo y que ha conseguido dedicarse plenamente a la literatura, comenzando a escribir muy joven. Con solo veintidós años obtuvo el Premio de Poesía Hiperión con un vistoso poemario titulado Los hijos de los hijos de la ira, en referencia a una generación hippy, de la que él mismo es vástago.
Así, desde su propia identidad hasta la sublimación de las ideas y la exposición de un mundo en crisis, al que hay que pasar revista para rescatar lo verdaderamente importante, lo que nos hace humanos, Clark destila poemas en un alarde contenido y capaz de trascender los sentimientos y las relaciones, siempre desde un punto de vista muy contemporáneo.