“Esto que tocas es mi cuerpo.”
Juan Antonio González-Iglesias

I
(baños de luz)
Porque el agua no baña nuestros cuerpos,
no,
lo hace la luz antigua de los siglos
húmedos,
los siglos de azahar que laten, lentos,
dentro
de las gotas de agua que, insisto,
no bañan nuestros cuerpos.


Luz que cae y gotea, luz que moja
y limpia de pesares nuestros ojos,
la luz que purifica el pensamiento.

II
(flor de ámbar rojo)
He soñado los besos del hibisco
y al despertar sabía que mi cuerpo
fue soñado a su vez
por las inmemoriales manos suaves
que recorren la piel como la música
recorre el corazón de las estatuas
en invierno.

III
(esto es mi cuerpo)
Mi cuerpo de agua tibia, agua caliente
y agua fría en la noche misteriosa
de los cuerpos, que van, que vienen solos,
juntos, humedeciéndose con besos
o solo con palabras o con largos
y cálidos silencios. Es mi cuerpo
que se relaja al fin junto a tu cuerpo
mi cuerpo que está fuera de mi cuerpo
en este instante y siempre, mientras floto
en las aguas del tiempo. Esto es mi cuerpo.

IV
(luz que cae y gotea)
He contado las gotas que hacen falta
para empapar tu piel sin excepciones.
Guardo la cifra bajo llave y voy
canturreando en todas las piscinas
este número mágico en voz baja.
El número de gotas de penumbra,
el número de besos que hacen falta.