La periodista y fotógrafa Pepa Babot ha presentado en Málaga una singular muestra de sus fotografías en torno a un tema: el tarot.

O más bien, partiendo de los valores que significan las cartas del tarot, desarrolla una voluntad de recuperar valores y paradojas, y no parece que su intención sea la de difundir pseudoteorías esotéricas. Hay un afán conceptual en estos retratos.

Y este es uno de los aciertos de la autora: la recuperación del retrato, con toda su dimensión simbólica. Babot ha rescatado a personas de la calle, las ha buscado y les ha pedido mostrarse ante su cámara, porque por el hecho mismo de posar con su aspecto, su atuendo y su actitud, ellas ya están representado principios, aspiraciones, contrastes, deseos, emociones e ideas sobre la condición humana, tan plural y compleja.

Las fotografías están acompañadas de textos escritos ex profeso por narradores y poetas de relevancia en Málaga, como Antonio Soler, Guillermo Busutil, Aurora Luque, Isabel Bono o José Antonio Garriga Vela, entre otros. Todos ellos han elegido un arcano y han reflexionado sobre su significación, lo que añade a las imágenes lirismo, belleza y pensamiento.

Aunando imagen y palabra, al estilo conceptual, y eligiendo personas y localizaciones, la fotógrafa, lejos de ensimismarse en una disertación acerca de la práctica de la adivinación a través de los arcanos, consigue con estas fotos lo contrario: no adivinan ni celebran el misterio, sino que desvelan un paisaje contemporáneo de seres humanos que significan temas que se exponen a ser interpretados y pensados, y desde luego no apelando a la suerte sino a las certezas reales y simbólicas que se descubren gracias al hecho de singularizar la presencia de individuos con algo que narrar desde una imagen y gracias al encuadre y la selección de la artista. Muchas veces los ignoramos o no advertimos sus presencias, pero aquí están.

El Mundo se presenta con un joven negro que viste multicolor y lleva una maleta. Es decir, el mundo es posible, es de todos y merece la pena recorrerlo.

El Carro está representado por un minusválido en una silla de ruedas. Moverse es posible, aunque sea con ayuda.

La Fuerza es una madre que abraza delicadamente a su bebé. Aunque el arcano se representa con una mujer que parece haber domesticado a un león, aquí es una madre que cuida a su pequeño.

El Loco nos sorprende como personaje de aspecto hippy que sujeta flores y globos de colores. ¿Es un loco o es la alegría reivindicativa de la vida?

La Justicia la encarna una vendedora callejera de nardos y flores siemprevivas. Si buscamos la justicia, hay que luchar por estas personas y estas flores.

Los Enamorados son una pareja de añeja tradición: ella de mantilla y el de uniforme militar. ¿El amor de hoy necesita otra visión menos tradicional?

El Ermitaño se presenta como un pobre que pide en la calle y acaricia a un perrito en sus brazos. Pobre, solo, pero capaz de amar y de la ternura.

La Torre la visualizamos con un esforzado albañil ante una pared de ladrillos. Construir es el porvenir, con las manos y la inteligencia. Manchándose.

La Estrella es una etérea niña vestida de comunión. Ella es el futuro blanco, tan sublime como incierto, celebrando lo que no se sabe.

Y así hasta 22 arcanos que merecen análisis y contemplación.

Seguramente con esta breve descripción ya hemos captado algunos símbolos y contradicciones. Pero hay que fijarse en otros detalles para lograr hacer las posibles lecturas que ofrecen estas imágenes.

En la sala de la Escuela Apertura, sita en la calle Victoria 6, en Málaga, estará abierta esta exposición hasta el 21 de mayo.