Seguro que, durante el invierno, has exclamado en más de una ocasión eso de “¡qué ganas tengo de que llegue ya el verano!”. Esta estación siempre es apetecible porque nos libra de kilos de capas de ropa para combatir el frío y porque para muchos es sinónimo de vacaciones. Sin embargo, siempre es aconsejable seguir algunos pasos para que las altas temperaturas no nos eviten disfrutar al 100% de estos meses.

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Economiza la energía

Evita salir a la calle durante las horas críticas. Además de ser peligroso, desgasta nuestra energía. Aprovecha las horas más tempranas de la mañana o las más tardías de la noche para hacer actividades en la calle. Salir a tomar algo, ir a la playa, hacer deporte… Todas estas actividades pueden convertirse en un suplicio, además de resultar peligrosas, si no  tenemos cuidado con el sol. No te la juegues con los momentos del día expuestos a las más altas temperaturas. Además de pasar mucho calor, puedes sufrir deshidratación o fatiga.

Duerme la siesta

Muchas personas comienzan a dormir una pequeña siesta durante los meses de verano,  especialmente en las provincias más calurosas. Esta tradición también se lleva a cabo en el norte de África y en otros lugares como China, India, Filipinas u Oriente Medio. La explicación es biológica, ya que la sangre desciende después de comer del sistema nervioso al sistema digestivo, por eso nos entra sueño. Esta tradición viene de la hora sexta romana (de ahí su nombre), sobre las 14.00 horas de la tarde, momento en el que se descansaba de trabajar para reponer fuerzas. En los meses de más calor tanto personas como animales se apuntan a este pequeño descanso. Sus beneficios son muchos, ya que dicen que favorece la memoria y previene el estrés.

 

 

Remedios naturales para refrescar tu cuerpo

El aire acondicionado es para muchos la solución al calor del verano, sin embargo abusar de esta tecnología que nos provoca un alivio instantáneo tampoco es positivo. Hay otros remedios totalmente naturales que hemos recibido de nuestros antepasados. Una herencia de siglos es, sin duda, el mejor motivo para tenerlas en cuenta y no echarlas en el olvido. Viste con ropa clara y protege tu cabeza con sombreros o gorras. Refresca tu casa manteniendo las persianas  bajadas y cortinas cerradas durante todo el día para abrirlas cuando cae la noche.

 

Cualquier momento es bueno para hidratarse

No dejes de beber líquidos aunque no sientas sed. En Hammam Al Ándalus sabemos bien que los beneficios del té verde son muchísimos,  pero hay otras bebidas que además de refrescarnos resultan sanas y deliciosas.  Prepara aguas con frutas y hierbas aromáticas.  Intenta innovar con cócteles sin o bajos en alcohol,  ya que esté también produce sed.  También es un buen consejo evitar el azúcar y endulzar con ingredientes naturales.  Tu salud te lo agradecerá.

 

 

Juega con las temperaturas

Tu cuerpo también pedirá agua fría a la hora del baño, sin embargo está demostrado que  para  combatir el calor, la temperatura del agua  debe ser templada.  Nuestro cuerpo regula su temperatura mejor ya que el agua gélida nos alivia del calor de forma instantánea pero hace que nuestro organismo se reactive y este  gasto de energía provoca que el cuerpo suba la temperatura para equilibrar el frío que siente.  Por eso es buena idea cambiar la temperatura del agua.   Solo tenemos que bucear en la historia. En la época de nuestros antepasados de Al Ándalus,  un baño en el hammam era un buen remedio para sobrellevar los peores días de calor del verano.
Haz que tu cuerpo se relaje con aguas a diferentes temperaturas para beneficiarte de una buena circulación sanguínea y tonificación de la piel. Además, conseguirás que se equilibre su temperatura y saldrás del baño fresquito y relajado. ¿Qué más podemos pedir?

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