El popular torneo de ajedrez, que ha cumplido este año su XIII edición, regresa a todas las sedes de Hammam Al Ándalus tras dos años de ausencia a causa de la pandemia

Hay necesidades que han acompañado a la civilización desde sus albores. Aunque parezca que nuestros antepasados más remotos solo se preocupaban por la supervivencia, en su vida cotidiana también había espacio para el divertimento. O eso nos transmite la aparición temprana de juegos como el ajedrez, cuyo origen se sitúa en el siglo III A.C. según las últimas investigaciones. Divertimento, sí, y también relajación con el empleo de baños termales que culturas como la romana o la árabe nos legaron. De esa mezcla nace la propuesta de Hammam Al Ándalus ‘Ajedrez en el Agua’, un torneo muy especial que esta edición ha cumplido trece años, tras dos de parón a causa de la pandemia de Covid-19. Ha regresado un clásico de Hammam y así lo hemos vivido.

Más allá del ajedrez, las sensaciones

“Este es un torneo diferente y tiene condiciones especiales. Quienes lo jugamos lo disfrutamos mucho; aquí no se trata tanto de ganar, sino de vivir la experiencia, las sensaciones”.

Hay un murmullo de fondo en el Zaguán – la entrada al Hammam Al Ándalus de Granada-, donde aguardan los participantes de esta XIII edición, y Raúl Cuesta comenta con ilusión que ya le apetecía retomar estos torneos. Él es un participante fiel que no se ha perdido ni una sola edición: “mi hermano organizó el primer torneo, hace 15 años, y desde entonces no he fallado nunca”.

campeonato ajedrez en el agua cordoba

 

Para Raúl, este evento va mucho más allá del propio deporte del ajedrez, es una manera de recuperar una tradición que juega con los opuestos: la relajación de unos baños árabes con la tensión de un juego de habilidad mental que requiere máxima concentración. Es ese equilibrio lo que hace muy especial a este torneo, celebrado durante el pasado mes de noviembre en las cinco sedes de Hammam Al Ándalus -Granada, Córdoba, Málaga, Madrid y Palma de Mallorca- y al que han acudido más de un centenar de participantes.

Disfrutando de las termas calientes o templadas – por algún motivo, las frías no fueron empleadas-, los ajedrecistas pudieron disputar diferentes rondas del torneo en tableros que flotaban sobre el agua. “Desde luego, es una sensación curiosa que también exige mayor concentración, pero todos jugamos con las mismas condiciones”, reconoce Raúl. Él ha

llegado en numerosas ocasiones a la final, pero tampoco en esta edición se ha podido proclamar campeón.

Ese título se lo ha llevado en esta ocasión Alejandro Serrano, un joven jugador de Granada que ha disputado la final en la sede de Málaga.

Más allá de victorias y derrotas, los participantes se han quedado con la magia del torneo, con la “agradable sensación de las velas, el agua, las esencias…” que han contribuido a crear esa atmósfera tan peculiar que acompaña a ‘Ajedrez en el Agua’ desde sus orígenes.

Ha regresado el ajedrez a Hammam Al Ándalus. Continúa la tradición.