Venga, hagamos repaso del confinamiento. Y de sus posibilidades. Extraigamos el oro que habita en toda soledad, en todo aislamiento, en las casas llenas de actividad, en las casas con una persona sin más compañía. Hagamos tareas beneficiosas. Intentemos la vida aunque sea en clausura. Porque el espíritu de lucha y supervivencia nos exige intentar la vida a pesar de la vida.
Este es el día en que puedes vencer miedos y parálisis, un día especial entre tantos días que pasan sin pena ni gloria, sin acontecimientos para recordar. Lanzamos algunas propuestas para salir airoso de la adversidad:
Un baño. Ni en la playa ni en los baños del Hammam, pero algunos tenemos bañera, así que prepara tu baño con sales o aceites, a tu temperatura. Aprovecha para exfoliar la piel, limpiar el cutis, quedar limpísimo de toda impureza. Que el pelo quede nutrido y suave. Nos sentiremos nuevos y listos para recomenzar.
Bailar. Música para reencontrase con el cuerpo y las emociones. Cuando jóvenes y adolescentes, íbamos a las discotecas para mover el cuerpo y para ligar. Sin embargo, hoy pocas personas bailan. Pues bien, solo o en compañía, con música disco, tangos o boleros, valses o rap, dediquemos un rato al día para bailar. Se trata de un ejercicio magnífico para moverse ahora que casi no nos movemos.
Ordenar la biblioteca, ya sean 20 libros o 2000. Tenemos muchos libros olvidados, sin leer o que necesitan nueva lectura. O libros para donar. O libros para prestar. Cualquier biblioteca necesita ser mimada de vez en cuando. Este es un buen momento para repasarla.
Ensayo sobre la ternura. Muy poco practicamos la ternura y menos la pasión, que pareciera reducto de los más jóvenes. Hoy puede ser el día en el que dedicar caricias, gestos, palabras suaves. Y también para hacer el amor. La delicadeza y el cariño generan amor por contagio.
Jugar. Con los niños o entre adultos o en solitario. Jugar no conoce límites. Y jugamos poco. Hay juegos clásicos y modernos. El parchís, el trivial, la pelota, el ajedrez o cualquier otro juego consiguen que el tiempo no sea tan largo. Perder y ganar son verbos muy poderos para la mente y las emociones.
Un día en la cocina. No para salir del paso y llevarse algo a la boca, sino para disfrutar en la elaboración de algún manjar. Lo disfrutará el cocinero y lo agradecerán sus comensales.
Escribir. No se trata de escribir una obra maestra, ni mucho menos, pero podemos llevar un diario de estos días, en el que caben ideas, poemas, relatos, anotación de anécdotas. Ese escritor que hay en cada uno estaba esperando tiempo. Adelante.
Sesión de cine. Ya que se han cerrados los cines, elijamos otro método para vivirlo en casa, desde la televisión, las plataformas o Internet. Esta tarde en primera fila toca un clásico, por ejemplo, o bien una de aventuras.
Vaya día hemos pasado, supongo, tan diferente a todos los anteriores, cuando la calle imponía su ritmo y sus obligaciones. Ha sido un día especial entre tantos olvidables.