El verano suele regalarnos momentos mágicos. Muchas fiestas populares se celebran en esta época. Las noches en las que las estrellas, el mar y el fuego adquieren un matiz fascinante. Quemar en las hogueras todo lo malo y no deseado. Para dejar suficiente hueco en nuestra vida para todo lo bueno que está por llegar. El fuego es también importante en el ritual de la queimada. Una bebida muy popular en la cultura y tradición gallega.
Nuestra cultura popular dice que existen algunos seres mágicos. Aunque son imperceptibles para el ojo humano, viven entre nosotros. Las leyendas también son parte de nuestra historia. En Galicia es tradicional la existencia de las meigas (nombre que en esta tierra le dan a las brujas o hechiceras). Y los trasgos (duendecillos traviesos que suelen hacer desaparecer cosas y que son especialmente temidos durante las mudanzas).
Siguiendo con esta línea de fantasía, se dice que la queimada protege a quien la bebe de maleficios. Y ahuyenta de su vida a los malos espíritus y demás seres malvados. También se le suponen facultades curativas. Estos seres, según dice la tradición, acechan a los hombres para maldecirles. Para ahuyentarles, los gallegos preparan queimadas por cualquier motivo. Celebraciones, reuniones familiares, fiestas con amigos. Cuando cae la noche todo el mundo se reúne alrededor de la queimada y recita el conjuro. Esto hace que en la habitación se cree un ambiente especial.
Según la tradición popular, la queimada se atribuye a los celtas, aunque algunos datos rechazan este origen para considerarla como una bebida de origen medieval. El historiador Carlos Alonso del Real afirmó en 1972 que la destilación del aguardiente llegó a Galicia durante los siglos XII y XIII, con la introducción del alambique por parte de los árabes. Los mismos que introdujeron el azúcar de caña, otro de sus ingredientes principales.
Aunque mucha gente le añade corteza de limón o naranja y hasta granos de café y trozos de alguna otra fruta como manzana o uvas, la queimada está hecha principalmente de aguardiente y azúcar. El resto lo hace el fuego, ya que las llamas son las encargadas de que el brebaje se produzca y el conjuro propicia que reine la magia en la habitación.
En esta época estival de días largos y noches de magia y hechizos, rescatamos algunas partes de este conjuro, para recuperar esas leyendas que conforman nuestra cultura popular.
Extracto del conjuro de la Queimada
Búhos, lechuzas, sapos y brujas.
Demonios, duendes y diablos, espíritus de los campos en nieblas.
Cuervos, pintigas y brujas, hechizos de las curanderas.
Podridas cañas agujereadas, hogar de gusanos y alimañas,
fuego de las Santas Compañas, mal de ojo, negros hechiceros, olor pestilente de los muertos, truenos y rayos.
Con este cazo levantaré las llamas de este fuego que asemeja a las del Infierno, y huirán las brujas a caballo de sus escobas, yéndose a bañar a la playa de las arenas gordas.
¡Oíd, oíd! los rugidos que dan las que no pueden dejar de quemarse en el aguardiente quedando así purificadas.
Fuerzas del aire, tierra, mar y fuego, a vosotros hago esta llamada: si es verdad que tenéis más poder que la gente terrena, aquí y ahora, haced con los espíritus de los amigos que están fuera, participen con nosotros de esta Queimada.