Con emoción, recodamos aquella película francesa con este título (Bertrand Tavernier, 1999) en la que se cuestionaban las diferencias en la educación, según los orígenes del alumnado, su miseria o su integración.
Tomando com referencia ese bello título, podemos decir sin miedo que de verdad, sin mentira ni cinismo, hoy empieza todo. Y para todos. Después de meses amenazados por una pandemia que está cambiando bastantes aspectos del mundo, hoy comienza todo.
¿Qué es es todo? El comienzo de otra vida, distinta a lo antiguo, adaptada a lo nuevo y lo difícil. Es decir: retándonos en nuestra evolución a ser mejores, seres humanos que intentan adaptarse al planeta a pesar de los virus y las dificultades, porque el planeta es refugio y trampa que debemos sortear para salir airosos.
Sin duda, este momento histórico nos ha puesto enfrente de la perspectiva posible de avanzar y crecer, no con los esquemas de antes, sino con los recientes esquemas de la posibilidad y la supervivencia. Seremos porque avanzamos y aprendemos. O no seremos.
Que nadie crea que volveremos al mismo confort y estilo de vida despreocupado que hemos practicado sin maldad, pero tal vez sin demasiada responsabilidad.
Lo que ahora construyamos será nuevo, aunque sin olvidar lo que fuimos. Y si volvemos, dependerá de nuestra conducta, los logros que alcancemos.
El Hammam se abrirá para recuperar su esencia y su infinita dedicación al agua y sus beneficios, pero nunca como el adorno turístico que nunca fue, sino para ayudarnos al encuentro de nosotros y de verdad ser nosotros en el conocimiento de la tradición, la cultura y la búsqueda de la intimidad personal y el crecimiento íntimo.
Hoy empieza todo para luchar por nuestros hijos, desterrados de la escuela, al vaivén de la actualidad, que significa entregarlos, desprendernos, en aras del aprendizaje y el porvenir. Nunca más. Vamos a darle lo mejor y a batallar porque no pierdan ni un minuto de oportunidades, en el colegio y en el hogar. No se trata de renunciar a nada, sino de acompañar a su formación.
Hoy empieza la mayor dedicación a la familia y el trabajo, que apenas pensábamos antes, por que hoy es simplemente el futuro y a él nos entregamos para sobrevivir y dejar retazos de herederos e ideas.
Hoy empieza la responsabilidad de vivir en la calle sin perjudicar a nadie y cuidando en extremo el entorno que nos cobija. La naturaleza nos lleva avisando muchos años de su debilidad y de su grandeza. No vamos a ignorarla.
Hoy comienza la apertura de bares, paseos, playas y parques, avenidas extensas para caminar. Tal vez pronto la apertura de museos, la cultura y el arte. Y quizá debemos apoyar cualquier iniciativa para regresar a nuestra integridad múltiple que se gesta en la convivencia y la enseñanza de todo cuanto nos rodea.
Hoy es un presente que podemos vivir (los muertos ya no tienen voz, los recordamos) para que nada nos sea indiferente y para que todo nuestro esfuerzo contribuya a una vida más plena.