En esta tarde recatada,
tarde modesta y amigable
más allá de los muros y la niebla
el agua canta.
No siempre sus canciones
son oídas,
no siempre
las palabras se entienden
y las notas se aprecian
más allá de murmullos y costumbre.
Sin embargo, estas aguas
dormidas, estas aguas
amables, estas aguas
tratadas con mimos y con bálsamos
nos cantan.
En esta tarde amable
y especial,
tarde de hamman y nube
entre fuentes y aroma,
el agua canta.
Y el canto de estas aguas
que alcanza sin tocarnos,
que llega sin notarse,
que nos abraza líquido y paciente,
este canto nos limpia
la piel, el rostro, el cuerpo
pero también el fondo
de nuestra propia entraña.
Con el agua del hamman
que canta.