Para fomentar la lectura, el 23 de abril se conmemora el Día Mundial de Libro.
Día de todos, porque el libro se ha convertido en nuestro mejor invento por los siglos de los siglos.
«Esto no es un libro; quien toca esto toca a un hombre», lúcida reflexión de Walt Whitman, cuando intentaba explicar su obra, el contenido y su trascendencia con la que dimensiona la importancia de un libro. Porque un libro enseña, ayuda, abre fronteras, permite el amor o lo ilumina.
Porque un libro, por ligero que sea, siempre supone un relato del alguien y, por tanto, humano, en cuanto trascripción de extractos de vida y pensamiento de un hombre, una mujer, un ser humano.
Por ejemplo, Cien años de soledad de García Márquez no es solo una novela, sino historia de América Latina.
La Regenta de Clarín no es solo una historia entre muchas, sino una brutal descripción de parte de nuestra vida de provincias.
Fortunata y Jacinta no solo trata de una chica enamorada y traicionada, sino que relata el Madrid de finales del XIX, los grupos sociales y todos los matices de la condición humana.
Guerra y paz de León Tolstoi no solo contaba una guerra en Rusia, sino las personas que en la guerra padecieron, se sacrificaron y amaron en torno a unos ideales.
Los santos inocentes de Miguel Delibes no exponía con crudeza la existencia de unos pobres de campo en Extremadura, sino que mostraba el infierno postfranquista en las zonas rurales.
Y El nombre de la Rosa de Umberto Eco no describía las rosas, sino que dibujaba un retrato terrible de la Edad Media.
Así como Shakespeare no escribió solo poesía y obras de teatro, sino que indagó en el poder, en las pulsiones de los hombres y en su destino. Y Lorca no solo era un maestro del romance y la lírica, sino que retrató nuestra España y más lugares en los magníficos años treinta del siglo XX.
Cervantes no escribía novelas de caballería, sino lecciones de convivencia, supervivencia, ilusión, lucha y derrota, amor más allá de la lógica y el destino.
Y así podemos nombrar mil libros y autores, porque un libro no es solo un libro, sino un documento histórico, análisis de la humanidad, belleza de un lenguaje que intenta trascender. Y mucho más.
Un libro es la historia del amor que tuve o no tuve. Un libro es el ocio y el descanso creativo de cada tarde o noche después del trabajo. Un libro es la narración fantástica que necesita un niño. Un libro es memoria de nosotros, lo que fuimos o seremos, ciencia ficción, fantasía, narrativa o ensayo o poesía o cuentos para dormir.
No importa el soporte, si está en papel o en formato electrónico; lo que importan son las palabras, los hechos, el argumento, los personajes, la sorpresa, el final, el principio y el desarrollo.
Porque un libro son palabras, estructura y contenido, que se abren para el conocimiento, las emociones, los sentimientos, la creación, la imaginación y la libertad.
Desde el invento de la imprenta en incluso antes, cuando los manuscritos, el libro espera nuestras manos, nuestros ojos y nuestra inteligencia.