Historia

Hammam Al Ándalus Madrid: Un baño en el pasado árabe de la ciudad

En pleno corazón de Madrid, en la archiconocida calle de Atocha, se encuentra situado  Hammam Al Ándalus Madrid. Es un espacio de sosiego y tranquilidad frente a la frenética vida madrileña. El local está construido sobre las ruinas de un antiguo Aljibe del barrio de la Almudena (antigua Almudaina) a pocos metros de la Puerta del Sol junto a la que fuera la muralla musulmana de Madrid.

Historia árabe de Madrid

En el Madrid musulmán del siglo X se diferenciaba  el barrio de la Almudaina, compuesto por  la fortaleza  y el barrio noble y la Medina, formado por dos barrios residenciales.

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Madrid en el S. X (www.madridhistorico.com)

La Almudaina tenía función militar y ocupaba 7 hectáreas. Estaba rodeada por la muralla árabe de 1273 metros, la fortaleza del Mayrit en la que  sólo se podía acceder por tres puertas llamadas de la Vega, de Santa María y de Sagra.Se encontraban los edificios más importantes de la ciudadela, como el alcázar o castillete (en lo que hoy corresponde al Palacio Real), la plaza de armas (Plaza de la Armería) y la mezquita mayor del Mayrit, entre otras (después de la conquista cristiana se convirtió en la Catedral de Santa María de la Almudena).

midosisdenergia.blogspot.com
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La Medina, estaba compuesta por población cristiana y musulmana que convivían con libertad de culto. Estaba situada al este y al sur de la Almudaina y tenía una extensión de 10 hectáreas de superficie. Ambos barrios separados por el arroyo de San Pedro (la actual calle de Segovia) .

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Muralla musulmana Madrid (es.wikipedia.org)

Es una pena que se conserven tan pocos restos de ésta época. De la muralla musulmana, es posible observar parte en la Cuesta y Jardines de la Vega y en el Parque de Mohammed I, descubierta por el arabista J. Oliver Asín en 1950 y declarada monumento Nacional en 1954. También se puede encontrar algunos lienzos en la calle de Bailén, calle del Almendro, Cava Baja y Escalinata.

Algunos documentos del  S XVI atestiguan que hubo un cementerio musulmán que correspondería a lo que hoy es la Plaza de la Cebada.

 

Aunque poco conocido, Madrid cuenta con su pasado árabe y, por eso, una de las metas de Hammam Al    Ándalus Madrid no es solamente ofrecer un paréntesis de relax a los madrileños y visitantes, sino también hacer que se sumerjan en una historia no tan conocida de la capital de España: del momento en que formó parte de aquello tan grande que se llamó Al Ándalus.

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El hammam, un ritual centenario con varias fases

El hammam, un ritual centenario con varias fases

Es curiosa la cantidad de cosas que se pueden llegar a aprender buceando por la historia de los Hammam. Resulta fácil descubrir rituales y costumbres que acontecen tanto antes como después del baño. Y de las recomendaciones tan específicas que se han hecho a lo largo de la historia para la realización de este ritual.

El hammam como evento social y de reunión

Hoy aprovechamos para acercaros la cantidad de utilidades que se les atribuían a los baños árabes, tanto de higiene básica necesaria, como escenario de encuentro y costumbre social, al que todos tenían la posibilidad de acceder, mujeres y hombres, judíos, cristianos y musulmanes, ricos y pobres, pequeños y mayores… Todos eran bienvenidos a los baños. Cuestión bastante destacable ésta puesto que, hoy en día, no nos reunimos en los baños árabes a tratar problemas personales o acuerdos laborales. Es más frecuente frecuentarlos cuando estamos de vacaciones o porque alguien nos regala un recorrido en un hammam. Y, dado que según hemos visto, resulta tan beneficioso, no estaría de más abrirlos a nuevas y enriquecedoras prácticas.

Uno de los momentos especiales que se vivían en los hammam de la antigüedad, era cuando las mujeres del harén del palacio iban a los baños. Debían hacerlo acompañadas por sus sirvientes, en una gran ceremonia en la que hacían gala de sus toallas bordadas, zapatillas incrustadas de nácar… Pasaban horas y horas relajadas en la sala caliente. Era también el lugar adecuado donde las mujeres mayores buscaban las posibles novias para sus hijos.

Algunos de los utensilios que se llevaban en el baño, eran por ejemplo:

«El pestemal». que era una tela que cubría el cuerpo del bañista;

«Takunya», unas zapatillas de madera que se usaban en los baños, que progresivamente fueron sustituidas por las zapatillas de plástico

«Tarak kutusu», era una caja de cobre o de oro donde se guardaban el jabón, champú y demás objetos de baño.

«Tas» que era una palangana de cobre para bañarse.

Algunos de estos elementos ya no se usan, pero los demás incluso se pueden comprar en ciertos bazares.

Antiguamente, a la hora de construir los baños turcos se tenía en cuenta si era para hombres o mujeres. Hoy en día se utiliza la misma construcción para ambos sexos, lo cual amplía las posibilidades de disfrutarlo en pareja, en grupo de amigos o en familia.

Sea cual sea vuestra alternativa, el descanso y la relajación está asegurados.

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Conoce los orígenes del hammam

Bienvenidos al Blog de Hammam Al Ándalus, donde  encontraréis con una historia semanal acerca de los hammam, noticias sobre turismo relacionadas con cada ciudad y las ofertas más sugerentes de nuestros establecimientos.

Comenzaremos esta nueva aventura profundizando en la historia y la importancia, tanto en la antigüedad como en la actualidad, del uso adecuado del agua y los beneficios que aporta.

Pero ¿cuál es el significado de la palabra hammam?

Se refiere a un baño árabe o baño turco, que quizás sean los nombres con los que más se le conoce. Aunque fueron los romanos los primeros que comenzaron a usarlos, ya que conocían la importancia y riqueza de las propiedades del agua. Es por ello que el hammam encuentra su origen en las termas romanas.

Esta civilización transmitió dicha sabiduría a los turcos, que continuaron extendiendo la tradición y haciendo uso de los baños.

La razón principal de la utilización de los baños públicos era mantener la higiene corporal, pero también eran importantes puntos de encuentro de reunión social.

El hecho de acudir a un baño público suponía el cumplimiento de un ritual de preparación y limpieza, alternando la utilización de las salas de agua caliente con las de agua fría y con los masajes que procuraban los patrones, que eran las personas encargadas de realizarlos.

Los efectos de los vapores del agua y de los masajes eran muy beneficiosos en aquella época: abrían los poros de la piel para eliminar las impurezas acumuladas, sudando las toxinas nocivas; limpiaban las vías respiratorias; reactivaban la circulación sanguínea; relajaban los músculos del cuerpo; despejaban la mente de los problemas diarios y los aceites esenciales que se utilizaban, hidrataban la piel, otorgando una sensación de bienestar físico y mental.

Los pasos a seguir por los usuarios de los baños turcos comenzaban con la relajación en un cuarto de temperatura media, calentado por flujos continuos de aire caliente; luego pasaban a otro cuarto que tenía mayor temperatura que el anterior. Después se sumergían en una piscina de agua fría. Por último, se lavaban el cuerpo, recibían un masaje y se retiraban a otro cuarto para relajarse.

La diferencia con las termas romanas, es que en éstas encontramos tres zonas diferenciadas:

  • El Tepidarium era el cuarto de baño tibio de los baños romanos calentados por un sistema del hipocausto o de calefacción debajo del suelo.
  • El Caldarium era el cuarto que tenía un baño caliente y vaporoso calentado por el mismo sistema que el tepidarium.
  • Y por último, el Frigidarium era el local donde se tomaban los baños fríos y el último cuarto del ritual de las termas romanas.

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