Nada sabe tan bien como la boca del verano trasciende de ser el título del libro de relatos que Guillermo Busutil publicó en 2005. Esta declaración de intenciones bien podría ser la filosofía de vida que ha acompañado al escritor desde que cambió su Granada natal para vivir y crear en la capital de la Costa del Sol, Málaga la Bella.
“Tú, que vienes a rondarme, como los nueve planetas, parece que cuando bailas llueven miles de cometas”. No hay sigilo cuando hay ganas. La velocidad es resbaladiza, casi como si llevara el ritmo de un tobogán. Es como una montaña rusa en el estómago y no avisa. Llega cuando nos volvemos a sentir como niños en calcetines blancos y zapatos limpios de domingo. Así se reciben los abrazos de los amigos, los besos a borbotones de un nuevo amor, la noticia de una nueva vida o la llamada de alguien que se distanció un continente. La verbena del verano siempre vuelve a nuestras vidas.
Dicen que puede mover hasta un planeta y que el mundo gira a través de su veleta. Su sabor todo lo puede y su aroma es tan dulce que ¡ay de aquel que lo pruebe! Lo sentimos por nuestros Romeos y Julietas, pero también por nuestro perro, hermano, madre, amigo, vecina o abuela. Todos queremos impregnarnos de él porque nos hace flotar como satén. Nos convierte en optimistas natos y hasta nos pone más guapos. Somos capaces de saltar al vacío y de decir que sí a todos sus desvaríos. ¿Qué tendrá el amor para hacernos llegar tan lejos y a la vez frenarnos en seco?
Habrás notado que hemos cambiado nuestra imagen. No es solo un cambio estético, simboliza una evolución; una versión mejorada de nosotros mismos, que hemos descubierto en la propia mirada y en las emociones de nuestros clientes. Hammam Al Ándalus, la cultura del agua, el bienestar de tu cuerpo
1. Imagen de una mujer menuda tendida sobre la grada del hammán: lleva una toalla que deja al descubierto sus hombros y piernas. Flexiona la pierna derecha sobre la izquierda. Voz en off:Alba nunca pensó que nadie pudiesearrastrarla a un lugar así. Para ella, el baño era una rutina, la ineludible acción jabonosapara no oler a choto antes de ir al trabajo. Mecánica higiene sin sensualidad. Nunca dirigió hacia sus genitales la alcachofa de la ducha.
Marta Sanz es una de las escritoras españolas más relevantes de la actualidad. En marzo de 2017 publicó su última novela, Clavícula (Anagrama), un libro que mantiene la narración autobiográfica a la que nos tiene acostumbrados y se centra en la indagación del dolor de su protagonista, una mujer madura. Su acento personal es característico en su prosa y ya ha cautivado a sus lectores en anteriores ocasiones. Es inevitable nombrar La lección de anatomía (RBA, 2008), un libro donde el desamor de la joven protagonista era el foco de la narración.
Gota a gota, se desliza por mi cara. No pienso, solo dejo que mi cuerpo se mueva con el vaivén. Me imagino que así es como deben sentirse los bebés dentro de su madre, protegidos, tranquilos, contentos. Y es que para mí el agua siempre ha sido alegría, alegría desde el primer chapoteo inocente y sorprendido. Como el mágico bálsamo de fierabrás que obsesionaba al hidalgo, el agua todo lo cura, se lleva consigo amores, penas y preocupaciones, devolviéndonos a un tiempo donde todo era más sencillo, donde la risa no envolvía la amenaza de un llanto, de un peligro que no había previsto, pero siempre acechante.