La alegría no es una canción:
es saber que la canción no es nuestra,
saber que acabará
y sentir su duración como una vida
(sobre todo cuando suena tan lejana
entre el rumor del agua,
arghul o zurna, bendir o mazhar).
Caminaba sin norte, por un dédalo
de ardientes callejuelas
-la tarde era de julio, y eran las de mi infancia,
Ha pasado demasiado tiempo desde que no tenía una cita conmigo mismo. Ha pasado tanto tiempo que no recuerdo cuál fue la última. ¿Tú lo recuerdas?
La historia de la humanidad empieza con la expulsión del Paraíso. Adán y Eva abandonan su hogar e inician un viaje sin retorno. Así, con el hombre y la mujer adentrándose en un mundo desconocido, se inicia el mayor libro de aventuras jamás escrito.
Noviembre es muy especial para mí, no solo porque en él nací hace un montón de años, sino porque es el mes de los que ya no están. Las personas que más quiero han nacido o han muerto en ese período del año. Puedo hablar de los muertos apaciblemente, sin tristeza ni desasosiego, porque ha pasado el tiempo necesario para que ya no me duela tanto su ausencia. Al principio, no me entraba en la cabeza que no estuvieran en algunaparte. Lo razonable eracreer que, antes o después, los encontraría en cualquier lugar.
Me gusta contar historias. Es mi trabajo. No creo que sea mejor que construir muebles de madera, hornear pan o conducir un autobús, pero tampoco es peor. A veces para contar bien una historia hay que meterse en el barro, estar demasiado tiempo lejos de casa, caminar algún tiempo por la cuerda floja, hablar poco, equivocarse mucho, volver a empezar de cero, pasar noches en blanco. No supe que quería ser escritora hasta que lo fui y, desde entonces ya no pensé en ser otra cosa.
“Cuando deje de tener pasión por la escritura, cuando no consiga hacer vivir a un poema, dejaré de escribir”, esto es lo que respondió Ángeles Mora hace un año al diario El País cuando le preguntaron hacia dónde caminaba su poesía.