Cada comienzo de año, el ser humano es capaz de conseguir algo único en el mundo. Este don se hace realidad con los nuevos e inspiradores aires que nos trae enero. Y eso es posible porque hay una cosa de la que los habitantes de este planeta no se cansarán jamás: de ansiar nuevos horizontes. Por eso, hombres y mujeres son capaces de algo extraordinario cada 365 días: hacer magia con un don innato, la capacidad de soñar.
Propósitos de nuevo año
Algunas personas todavía piensan que los propósitos de nuevo año son esfuerzos inútiles que alguna gente hace, pero que al final no nos llevan a ningún lado. Para muchos hombres y mujeres, estos retos escritos en alguna libreta o guardados en algún rincón de su cerebro, son el estímulo que los hace levantarse de la cama cada mañana; el incentivo que les hace enfrentarse a sus miedos cada día… Y todo con una finalidad, conseguir acercarse a los deseos que les motivan y estar más próximos cada vez más a su idea de la felicidad.
Cada ser vivo es único e inimitable
Hay una verdad fascinante de la naturaleza, cada uno de los seres que habitan este planeta es único. Cada animal humano o no humano tiene su propio ADN y eso lo hace singular. Exterior e interior relucen de una forma distinta en cada uno de los seres que conforman esta vida. La belleza de sus formas es tan magnánima como la beldad de sus valores.
Y, aunque todos seamos únicos y diferentes, estamos seguros de que 2017 cambió a cada uno de nosotros en algo. Seguro que muchas experiencias nos frustraron; que conocimos a gente nueva y otra que llevaba más tiempo con nosotros se desvinculó de nuestra vida; que otras tantas cosas nos hicieron aprender y algunas más nos hicieron reflexionar.
Cada año es una nueva oportunidad
Enero siempre viene con aires nuevos e inspiradores. Brisa que trae olores renovadores. En 2017 nos dimos cuenta de que no merece la pena seguir guardando lo que nos lastra. Lo desechamos para dejarle sitio a lo nuevo y desde ahora nos ponemos a trabajar con brío para conseguir los retos que 2018 nos brinda. Y pensamos otra vez que un año que empieza es una nueva oportunidad y lo saludamos con los brazos abiertos.
Las langostas y las tortugas mudan su caparazón para hacerse más grandes. Las serpientes y las tarántulas también se libran de su piel para crecer cuando su metabolismo y su salud son buenos. Los humanos, en cambio, dejamos la etapa de crecimiento físico en torno a los 18 años y, con suerte, aún tenemos unas cuantas décadas de vida más por delante. Pero hay algo que nunca dejamos de hacer los seres de nuestra especie y que hace posible que cada año, hasta el final de nuestros días, sigamos aprendiendo, mejorando, superándonos, creciendo… El ser humano es capaz de conseguir algo único en el mundo, soñar y trabajar cada día para que sus sueños se hagan realidad.