A veces nuestro nombre configura nuestra personalidad. En el caso de Marina Perezagua también lo hizo su apellido. El agua marina y la literatura son las cosas más importantes de la vida de esta sevillana afincada en EE.UU desde hace 15 años. Por eso es escritora y nadadora de aguas abiertas. “Y entonces comienzo a escribir, que es lo mismo que nadar”, nos cuenta en el relato que publica en el diario El Mundo cuando cruza el Estrecho de Gibraltar a nado en cuatro horas en 2015.
EE.UU es su tierra adoptiva. Allí obtuvo su doctorado en filología, para más tarde convertirse en profesora de lenguaje, literatura, historia y cine latinoamericano en la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook. Después trabajó en el Instituto Cervantes de Lyon y pasados dos años volvió a Nueva York para trabajar como profesora en la Universidad de Nueva York.
Aunque siente verdadera pasión por la enseñanza, trabajo que desarrolló EE.UU, un día decidió poner punto y aparte a su labor como docente. El motivo fue que tuvo que ingresar en un hospital con neumonía y pasó un día en coma, todo debido al agotamiento de su actividad diaria. Desde ese momento se centra en la escritura, actividad a la que dedica muchas horas diarias.
Su fascinación por el mar le acompaña en el título de su primer libro, Criaturas Abisales (2011). Brillante debut literario donde que profundiza en el género fantástico y donde conocemos a personajes como “la vieja dama digna, que se convierte en la pesadilla de su familia” o “la mujer capaz de meter a su amado en la cárcel para alejarle del mundo”.
En 2013 escribe Leche, una colección de catorce cuentos y relatos literarios “de una gran imaginación, de sueños, fantasías y buen gusto”, escribe Carlos Garvín en su blog Un libro abierto. La cubierta del libro está ilustrada por el artista Walton Ford. Ray Loriga escribe en el prólogo “Una lectura no sólo fascinante, sino casi terapéutica… Merece la pena dejarse llevar por estas páginas, a menudo desconcertantes y aparentemente crueles, pero finalmente necesarias y exactas.
En 2015 llegaría su primera novela, Yoro, “la historia de una mujer que lucha contra el mundo, y que logra vencer, pero pagando un precio muy alto”. La historia se sitúa en Hiroshima, el día de la bomba atómica. Este libro confirma que Marina Perezagua es una autora de culto. La narradora y protagonista es H, una mujer misteriosa, intersexual, que tiene como objetivo encontrar a Yoro, una niña que, como ella, es víctima de Hiroshima.
En 2016 cambia su registro y escribe Don Quijote de Manhattan en clave de humor. En ella vemos a Don Quijote disfrazado de C3P0 y a Sancho Panza a su vez de Ewok. Ambos recorren el Nueva York actual. “En uno de tantos encuentros casuales una mujer le regala la Biblia a Don Quijote, que la leerá con avidez durante una semana. Esta lectura inspirará las aventuras de la pareja, una serie de pequeñas historias que tienen que ver con la actualidad y con lugares muy reconocibles de la ciudad”.
Marina Perezagua estará con su prosa en nuestro hammam durante agosto para poner voz a nuestro almanaque y al ciclo de los sueños. El octavo mes del año llega con la ilusión de los deseos que pedimos durante la noche de las Perseidas. No faltará la magia, esa en la que nos sumergimos cuando miramos a nuevos horizontes.