Siempre os contamos que nos gusta tomarnos la vida de manera slow: consumir productos de temporada y de kilómetro cero (slow food); disfrutar de nuestros viajes con calma, descansando (slow travel). A la familia del movimiento slow living ha llegado también el slow beauty. Si quieres saber en qué consiste, te lo contamos con todo detalle en este post.
¿De dónde vienen tu cosmética?
La rapidez que devora nuestra vida se ha colado en todos los terrenos que ocupan nuestros días. El trabajo, nuestro tiempo libre, nuestra relación con las personas a las que más queremos y ¡nosotros mismos! Sí, estás leyendo bien. ¿Cuánto tiempo hace que no te dedicas una tarde a disfrutar de la calma, a mimarte, a conectar contigo?
El slow beauty tiene que ver con el mundo de la cosmética. Y con los productos que utilizamos para cuidar y mimar nuestro cabello y nuestra piel. ¿Te has preguntado qué composición tienen estos artículos? ¿Sabes cuál es el proceso que sus creadores siguen para su elaboración? Respetar al medio ambiente con una producción libre de elementos tóxicos está de moda. Y muchas marcas se han apuntado a esto de la “belleza lenta”.
Lo natural está de moda
La cosmética natural es tendencia. Más de la mitad de los consumidores de este tipo de artículos se decanta ya por los productos naturales.Según el creador y líder global del discovery commerce, Birchbox, en España. Esta filosofía de belleza está asociada a la sostenibilidad, lo ecológico, lo orgánico. Y a nuestra responsabilidad con nuestro entorno y con nuestro cuerpo. Porque cada vez más nos preocupamos por el proceso que sigue cualquier artículo desde su origen hasta que lo compramos.
Muchos de los productos que aplicamos a nuestra piel y a nuestro cabello llevan parabenos. Estos son como los conservantes de los productos de cosmética y comenzaron a incluirse en 1925. Además, hay otros compuestos nocivos como las siliconas, los sulfatos, alumnio, parafina y otros químicos, que no son buenos para nuestra salud. Las cosmética natural está compuesta por elementos que vienen de la naturaleza: aceites vegetales, extractos de plantas, mantecas, ceras… De esta manera reducimos la posibilidad de alergias y otras reacciones en nuestra piel.
Reivindicar lo artesanal
El slow beauty también se relaciona con unos hábitos de vida saludables. No dejarse arrastrar por el estrés, parar de trabajar y reservar en el día unos minutos para mimar a nuestro cuerpo con algo de deporte o con el contacto de la naturaleza; mantener nuestra piel hidratada por dentro, además de por fuera; practicar hábitos saludables.
Muchas marcas incluyen una etiqueta con todos los ingredientes que lleva el producto que acabamos de comprar y una fecha de caducidad; como el yogurt o la leche que compramos en el súper. Oler este tipo de cosmética es como cerrar los ojos y estar en mitad de un bosque o de la playa: frutas, flores, mar… De todos estos elementos de la naturaleza están compuestos los artículos de cosmética natural.
El slow beauty también quiere romper con los procesos industriales y muchas marcas de cosmética natural hacen sus productos a mano, volviendo al proceso artesanal. Reivindicando la calma y el ritmo pausado en un mundo que cada vez va más rápido. Y el compromiso y el respeto por el medio ambiente y nuestro cuerpo.