¿Abrieron ya las flores del cerezo

o están aún dormidas

en la sombra del agua?

¿Es rosa desvaído o es de color blanco

la lluvia que no cesa?

Entre el cielo y la tierra

sólo mi cuerpo solo

–cristal leve–

suspendido

por las alas de abril.

«Rosa que naces para morir mañana»,

desde Pierre de Ronsard.

Dame tú cascabeles, alegría

resonando en la niebla

de esta mañana viva.

 

Cúbreme con tus pétalos

cada rigor del día.

Sea yo salamandra,

ojos míos libando

el color del silencio,

clara música

a la espera del hammam.