La escritora Olalla Castro nos llega al Hammam con fuerza y criterio en el mes de junio, como oportunidad necesaria para reconocer a las mujeres del momento que apuestan por la literatura como lenguaje para el cambio. Doctora por la Universidad de Granada y licenciada en Periodismo y Teoría de la Literatura, no renuncia a tener su voz para escribir con conciencia de género. Lo social configura su espacio, tratado con tanta delicadeza lírica como rebeldía, lección de vida y literatura. Así nos dice en voz baja que retumba: “Hacer del dolor, de la herida, algo bello es lo que más me interesa de la poesía”.
Su propuesta se resuelve en la dedicación permanente en crear y en el esfuerzo de no dejarse llevar por falsos cantos de sirenas. Su trabajo se concreta en escribir, con esperanza siempre, pero sin esperar el relumbre transitorio como meta, y eso que en 2018 sorprendió ganando el Premio Internacional de Poesía Antonio Machado en Baeza con Bajo la luz, el cepo, excelente libro que analiza el quebrantamiento del capitalismo y sus consecuencias en colectivos marginados, como el de la mujer.
No es menor su trayectoria hasta ese momento. Su esfuerzo y sus resultados merecen ser reseñados: Premio Extraordinario de Tesis Doctoral con su investigación sobre la narrativa de Enrique Vila-Matas, ha escrito además los poemarios La vida en los ramajes (Devenir, 2013) y Los sonidos del barro e Inventar el hueso (próximo en Pre-Textos). También escribe narrativa. Entre los reconocimientos, ha sido ganadora del Premio Nacional de Poesía Miguel Hernández, el Premio Tardor de Poesía y el Premio Unicaja de Poesía. Ha colaborado como columnista en La Opinión de Granada y en El Salto Diario. También ha sido cantante y letrista de diversos proyectos musicales y ha ofrecido conciertos por países como Argentina, México, Costa Rica, Jordania, Marruecos y Argelia.
A continuación, ofrecemos un extracto de su lucidez poética: «Nos creímos gigantes. / Corrimos hacia el brillo / de la única forma en que sabemos correr hacia las cosas: / con una red pequeña entre las manos / y un arpón escondido en la garganta. / Agarramos el hielo con nuestras manos tibias. / Lo agarramos / hasta que todo lo que brillaba se deshizo».
Su obra propone un relato por la libertad de las mujeres, la clase obrera, los pueblos colonizados, los subalternos y oprimidos. Recomienda Castro, «en lo colectivo y no en lo individual». ¿Cómo? A través de «la organización colectiva, el pensamiento y las praxis transformadoras, la lucha; solo desde ahí podremos romper con la estructura del poder y aspirar a un tipo de libertad distinta a la construida por la fábula del capital que solo nos hace libres para vender nuestro tiempo, nuestra vida, fuerza de trabajo a cambio de un salario».