Junio llegó, hace días ya, con una canción. Al principio más que cantarla, la susurraba. En ella hay luciérnagas que aunque diminutas para un mundo tan grande, deslumbran en la noche más negra. Nos hace percibir la suave sensación de libertad que traen los días más largos y las luces más áureas. Aporta algo nuevo al ambiente. Podemos respirarlo y se siente bien. Junio trae un mensaje con su melodía.
Nos dice que somos polvo de estrellas que va iluminando el gris de la ciudad. Somos ese fuego fatuo que nos persigue cuando dejamos de intentar cazarlo. Somos más, mucho más que la materia con la que estamos hechos: Somos magia.
La magia es como un tropiezo. Llegas a ella sin darte cuenta. Es aleatoria como estrella fugaz. Ocurre a veces y no existen algoritmos que puedan analizarla porque es particular, cada persona la siente y vive de forma distinta. Junio se precipita sobre nosotros con su amplio halo de luces, que queman y remueven. Estás y, sin esperarlo, ocurre. Ocurren cosas que no puedes ver, ni oír. Se mueven dentro de ti y traspasan lo conocido, te encienden por dentro. ¿Te ha pasado antes que has experimentado algo más que inigualable, más que especial, más que trascendente? Simplemente pasa y te quedas ahí, sintiéndolo. No siempre hace falta poner adjetivos a las emociones. No siempre podemos.
El puzzle de nuestra experiencia está compuesto de piezas desordenadas que son los momentos. Muchas de esas piezas son hechizos que nos rodean, nos acogen como una hamaca de luces parpadeantes. Junio llega repleto de hechizos. Esos que son capaces de carbonizar todo lo malo de nuestra vida en una noche de hogueras. Junio está preñado de noches mágicas como la de San Juan, que nos seducen y cautivan intensamente.
Poder acudir siempre a un lugar hace que sientas que todo es posible, aunque no sea un lugar físico. La magia es ese cuento que soñó la emoción, la sentimos como un haz de luz que solo ilumina la imaginación y los recuerdos, esos que te acompañarán siempre y a los que puedes volver cuando quieras.
Todo es posible.