Desde tiempos remotos, el agua ha servido para sanar. Da igual de qué forma llegue a nuestro cuerpo: a distintas temperaturas, a través del vapor, de naturaleza termal o marina… Al poder terapéutico de este elemento compuesto por hidrógeno y oxígeno se le conoce como hidroterapia. A veces la naturaleza es la mejor respuesta para llegar a alcanzar nuestro máximo bienestar.
La misma palabra nos indica todas las virtudes que guarda para nosotros. La hidroterapia es la actividad mediante la que sanamos a nuestro cuerpo mediante el agua. Podemos hacerlo a través de su efecto térmico y también gracias a sus propiedades mecánicas. Sus efectos pueden ser sedantes y analgésicos; aunque también es funciona como relajante físico y psíquico; Y si queremos seguir, podemos pedirle mucho más.
Dentro de esta técnica milenaria encontramos múltiples aplicaciones para sanar y prevenir una gran cantidad de dolencias. Ganga, Venus, Yemaya, Afrodita… Es tan potente su efecto que desde La India hasta Escocia, pasando por Japón y Macedonia, han sido muchas las culturas que han rendido culto y puesto nombre a sus diosas del agua. La historia nos remonta al imperio romano, momento en el que ya usaron las aguas termales como curadoras. PItágoras ya recomendaba usar agua fría y seguir una dieta naturista. Y en el renacimiento el Al Ándalus daba prioridad a la higiene y cuidados del cuerpo a través del agua. En la Edad Media comenzaría una época oscura que la encerraría con llave por cientos de años, resurgiendo de nuevo entre los siglos XV y XVI. Desde entonces los profesionales de la medicina no han parado de estudiar sus beneficios.
Son muchas los lugares donde podemos beneficiarnos del poder del agua. En plena naturaleza y también en lugares especialmente diseñados para este fin, como los baños árabes, que beben de la tradición andalusí. A través de las distintas temperaturas estaremos favoreciendo nuestra circulación, además de relajar nuestros músculos y reducir nuestro estrés. Pero la hidroterapia va mucho más allá, ya que puede estimular nuestro sistema inmunitario y eliminar toxinas a través del sudor en la sala de vapor.
El placer que nos aporta el agua es inmediato desde que nos zambullimos en ella, ya que trabaja en los zonas de nuestro cuerpo donde sentimos una tensión muscular y actúa como tonificante. Es el mejor alivio para las personas afectadas con dolencias de la columna vertebral como escoliosis o hernias discales. Y ofrece solución a algunos problemas dermatológicos como la psoriasis. También posee poder analgésico capaz de aliviar la artrosis, la artritis o los dolores de cabeza. Previene el dolor de las articulaciones y les da mayor flexibilidad.
Aunque si tenemos que decidir qué es lo mejor de la hidroterapia nos quedamos con que se trata de un recurso que la naturaleza nos brinda y por ello es posible encontrarlo en múltiples lugares como el mar o la pozas. De igual manera podemos elegir aplicarla en técnicas caseras para beneficiarnos de ella y también acudir a sitios especializados como los hammanes. Este tratamiento terapéutico totalmente natural nos brinda tantos puntos positivos que lo mejor que se nos ocurre es comenzar a aplicarlo a nuestra vida de manera constante, para así sentir todos sus beneficios como la fuente de salud que es.