Pocos poetas españoles han sabido plasmar el amor como Lorca, icono del siglo XX cuya herencia nos deja una sinfonía de versos para la eternidad, entre ellos los siguientes mejores sonetos de Lorca. 

La poesía de Federico García Lorca 

 

Cuando hablamos de la “generación del 27”, el primer nombre que se nos viene a la mente es Federico García Lorca. Nacido en Fuente Vaqueros (Granada), en 1898, Lorca fue un dramaturgo cuyos versos le convertirían en una de las grandes figuras literarias del siglo XX. 

Amante de los elementos tradicionales que reinventó bajo una bóveda estrellada en la que nunca faltaba su luna (símbolo de la muerte y la belleza), Lorca es hablar de agua y sangre, de toros y caballos envolviendo a dos viejos amantes. De la metáfora inspirada por Góngora y la elipsis que volvía eterna una poesía expresiva, sensorial. 

Autor de obras de teatro como Bodas de sangre y antologías como su mítico Romancero gitano, los poemas cortos de Lorca encontraron en sus sonetos uno de los mejores exponentes. Consideradas composiciones poéticas de catorce versos de arte mayor, los sonetos de Lorca evocan lo etéreo y metafórico, los muchos matices que convirtieron al genio en la figura que es hoy día. 

 

Los mejores sonetos de Lorca 

Sonetos del amor oscuro  

Cuando hablamos de los Sonetos del amor oscuro no lo hacemos en concreto de un poema sino de una colección de sonetos publicados de forma póstuma tras el asesinato del artista en 1936. Muchos de ellos fueron escritos en el Hotel Victoria de Valencia en 1935, los mismos fueron recopilados por la familia del poeta y publicados bajo un mismo volumen en 1937. 

Sonetos amorosos entre los que encontramos algunos de estos siguientes mejores exponentes. 

Soneto de la dulce queja 

Soneto de la dulce queja

Tengo miedo a perder la maravilla

De tus ojos de estatua y el acento

Que me pone de noche en la mejilla

La solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla

Tronco sin ramas, y lo que más siento

Es no tener la flor, pulpa o arcilla,

Para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,

Si eres mi cruz y mi dolor mojado,

Si soy el perro de tu señorío.

No me dejes perder lo que he ganado

Y decora las aguas de tu río

Con hojas de mi otoño enajenado.

Como se puede apreciar en los cuatro tramos del soneto, el primer cuarteto hace referencia al miedo de perder a su amada, mientras que en el segundo expresa el miedo a la soledad y la muerte sin un amor que le acompañe. En el tercer tramo, el primer terceto, se entrega a su amada, mientras en el cuarto le ruega que no eche por la borda su amor. 

Quiero llorar mi pena y te lo digo

Quiero llorar mi pena y te lo digo

para que tú me quieras y me llores

en un anochecer de ruiseñores,

con un puñal, con besos y contigo.

Quiero matar al único testigo

para el asesinato de mis flores

y convertir mi llanto y mis sudores

en eterno montón de duro trigo.

Que no se acabe nunca la madeja

del te quiero me quieres, siempre ardida

con decrépito sol y luna vieja.

Que lo que me des y no te pida

será para la muerte, que no deja

ni sombra por la carne estremecida.

Los dos primeros tramos de este poema expresan el dolor del autor y su necesidad de olvidar, de sustituir el daño por el amor. El segundo tramo (del verso 9 al 14) supone una alusión al deseo de un amor infinito que borre el dolor.  

Soneto Gongorino  

Este pichón del Turia que te mando,

de dulces ojos y de blanca pluma,

sobre laurel de Grecia vierte y suma

llama lenta de amor do estoy parando.

Su cándida virtud, su cuello blando,

en limo doble de caliente espuma,

con un temblor de escarcha, perla y bruma

la ausencia de tu boca esta marcando.

Pasa la mano sobre su blancura

y verás qué nevada melodía

esparce en copos sobre tu hermosura.

Así mi corazón de noche y día,

preso en la cárcel del amor oscura,

llora sin verte su melancolía.

Empapado por la influencia de Góngora, este soneto hace alusión a la nostalgia del amor querido y su representación (metáfora) en forma de blanca paloma. 

El poder de la palabra en los versos de García Lorca 

Los versos de García Lorca engloban la perfecta combinación de vanguardia y tradición pero, especialmente, el poder de la palabra como el principal medio para representar una emoción, un sentimiento. 

A su vez, los conceptos resumidos bajos palabras sirven como marca de identidad para el autor en sus diferentes obras. Por ejemplo, el fuego es a menudo usado como comparativo con otra palabra, en este caso“El fuego es de marfil porque los dientes lo ostentan”, lo cual permite inspirar un efecto sensorial. Este caso es aplicable a otros muchos sonetos, poemas y obras de teatro de García Lorca donde se relacionan elementos opuestos de la realidad en una eclosión de metáfora pura. 

Porque hay emociones que pueden describirse en una sola palabra, la poesía de García Lorca es etérea e inmortal. Solo en sus letras, la muerte nos parece  poética, capaz de condensar las cenizas de cualquier ave fénix. 

O, en este caso, una paloma blanca que aún vuela en algún lugar del mundo hacia la persona amada.