Hoy queremos contaros una historia humana. Una historia de una de nuestras clientas favoritas: de ese tipo de clientes que nos encanta recibir en nuestros Hammam porque nos llenan un poco el corazón y nos demuestran que lo que ofrecemos no es sólo unos instantes de relax o, como decimos en nuestro eslogan, un baño en la historia, sino que puede ser mucho más.
Mariana Strate es una clienta italiana que desde hace tiempo nos visita todos los años. Siempre, viene durante varios días seguidos y en cada visita nos obsequia con un ramo de flores y, a veces, con caramelos de Venecia, de su tierra natal, que nos regala al personal de Hammam Al Ándalus. Imaginaros la alegría y el lugar principal que su detalle ocupa en Hammam Al Ándalus Córdoba.
En sus visitas, Mariana siempre nos cuenta que se siente diferente cuando entra en el Hammam: respira paz, tranquilidad y le aporta algo especial. Quizá lo más emocionante son sus despedidas. Nos abraza a todo el personal y prácticamente las lágrimas se le escapan de los ojos, algo que también nos ocurre a nosotros, para qué vamos a engañarnos 😉
El caso es que no sabemos mucho más de Mariana. Solo que siempre elige el ritual Omeya (el más completo que ofrecemos en Córdoba), pero, pese a su fidelidad y el cariño que ya le tenemos, nunca quiere que le demos ni descuentos ni un trato especial. Dice que no se siente especial, y que para ella los especiales somos nosotros. Imaginaros cómo la queremos.
La florista cordobesa donde compra las flores, nos ha contado que todos los años que se lleva el ramo (ya son tres consecutivos) ella le mete una flor artificial dentro del ramo, (cosa que nosotros habíamos advertido ya, pero a lo que no le veíamos el sentido). Pues bien: Mariana se dio cuenta de que conservamos esas flores artificiales en uno de nuestros jarrones. Nos parece un hermoso proyecto ir guardando año tras año la flor artificial para que, en un momento dado, tener un ramo entero de ella compuesto flor a flor.
Mariana siempre cuenta que está enamorada del lugar, que conoce todos nuestros Hammam (de hecho, ha ido personalmente a cada ciudad a conocerlos) pero Córdoba es algo especial para ella: se siente diferente al entrar aquí, y que el ultimo día que viene se siente triste porque se va pero a la vez feliz porque queda menos para volver.
Pero hay más. La florista tiene un hijo que ahora tiene 17 años y con quien hace años vino a bañarse, cuando él tenía menos de 10. Ahora que está hecho un hombre, Mariana siempre cuenta que su hijo hoy le dice que el recuerdo más bonito que tiene de su infancia es venir a los baños con su madre, que lo recuerda como algo especial.