Hoy queremos acercarnos a los diferentes y diversos hammam que hay repartidos por el mundo. Hay lugares donde son conocidos por baños árabes, turcos, saunas rusas, finlandesas, el Temazcal… Similares todos, pero diferentes cada uno, dependiendo de la época, de las demandas y necesidades de la sociedad en la que se establecieron y fueron evolucionando. En esencia, sus objetivos de bienestar y salubridad son comunes, pero las costumbres o utilidades cambian en función de la importancia otorgada por su cultura.
Así, fueron convertidos en lugares de esparcimiento y centro de la vida social de la época, y por supuesto, de reposo y encuentro personal. Fue el emperador Agripa quien mandó construir en Roma ciento setenta termas, legando estos conocimientos a todas las culturas que tuvieron relación con ellos: de árabes y turcos, a rusos y finlandeses.
Los árabes, durante generaciones acostumbrados a vivir en mares de arena rápidamente asumieron y supieron sacar partido al valor fundamental para la vida y la evolución de las civilizaciones que poseía el agua. En su establecimiento al sur de Hispania descubrieron los acueductos y las acequias, los patios con surtidores de agua y las termas. En poco tiempo hicieron suyos todos estos elementos aunque, lejos de quedarse ahí, se preocuparon por desarrollar y ampliar el estudio de las técnicas relacionadas con el agua.
Los árabes establecidos en Al Ándalus difundieron el uso del baño y lo llevaron a todos los rincones de la península, popularizándolos y haciéndolos accesibles a toda la sociedad: reyes y labriegos, comerciantes y militares, monjes y religiosas. Tanto se llegó a extender, que comenzaron a formar parte de sus vidas cotidianas.
La aparición de los baños árabes está marcada por la necesidad en la que se convirtió la utilización de las termas romanas, ya que allí donde se instalaban los musulmanes, cambiaban las dimensiones y la estructura de las termas para ampliarlas y que fueran más accesibles.
Los hammam del mundo más conocidos en la actualidad
Hoy día, en Marruecos, Argelia y Túnez, se siguen utilizando los baños como si los siglos no hubieran transcurrido, se han mantenido la autenticidad de sus tratamientos más tradicionales.
Por otro lado, en México y centroamérica en general se encuentra el Temazcal, un baño de vapor propio de estas latitudes parecido al hammam, pero de índole más medicinal.
En estos curiosos lugares, para la creación de vapor de agua se empleaban infusiones de plantas medicinales. Al Temazcal se solía entrar desnudo y de espaldas para que el calor no perjudicase al cuerpo. Durante el proceso, los bañistas eran vareados con ramas de plantas tiernas. Después eran enjabonados y enjuagados con agua fría. Y, por último, eran conducidos a una habitación donde reposaban.
En Rusia se encuentran los baños rusos o saunas rusas, muy arraigadas en la sociedad y con una fuerte tradición en las diferentes utilidades asignadas.
Se les conocen como bania, que significa baño o sauna y nació en el antiguo asentamiento vikingo de Nóvgorod, una ciudad situada al sureste de San Petersburgo.
Los baños públicos rusos se dividen en tres habitaciones: el guardarropa, la sala de duchas y parilka, que es la sala de vapor, conocida como sauna, que dentro tiene bancos de madera y un pequeño caldero lleno de piedras que son calentadas y a las que se les aplican continuos chorros de agua con esencia para aromatizar la estancia. Durante la sesión, algunos usuarios se golpean unos a otros con ramas de abedul.
Por último, encontramos la sauna finlandesa muy parecida a la rusa, con la diferencia de que la finlandesa es una sauna más seca que la rusa en la que no utilizan ramas de abedul, pero en su esencia y composición, es la misma. Después de utilizar ambas saunas es indispensable tomar una ducha de agua fría, gradualmente, claro.
Otra muy buena opción de hammam son nuestros Baños Árabes Hammam Álandalus, situados en Granada, Córdoba, Madrid y Málaga. Auténticas recreaciones de hammam andalusíes adaptados con sumo cuidado y detalle a nuestros tiempos. Estos espacios son idóneos para encontrarse a sí mismo y relajarse bajo un entorno único a la vez que te trasladan a otra época. (Primera imagen: Hammam Al Ándalus de Córdoba)
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