El misterio de los alquimistas fue especialmente popularizado en la Edad Media. Y difundido por la cinematografía y la literatura. Legó a la península de mano de los árabes. En cuya herencia encontramos el origen de la palabra misma, que significa ‘transmutación’.

Se desconoce el origen exacto de la alquimia, ya que se encuentran referencias en el pensamiento griego, árabe, hindú y chino. Pese a su supuesto origen oscuro la alquimia fue una de las principales precursoras de las ciencias modernas. Especialmente la metalurgia y la química. Actualmente historiadores de la ciencia y la filosofía estudian la historia de la alquimia.

Existen numerosas teorías sobre la llegada de la alquimia a la península. Dado que durante la Edad Media la península se convirtió en un gran foco de origen del conocimiento. Como hemos comentado en entradas anteriores, la cultura andalusí se caracterizó por ser prolija no sólo en la producción del conocimiento sino en la documentación del mismo. Es decir, la alquimia árabe es la más documentada y por tanto de la que mayor información se conserva.

El misterio de la alquimia árabe

El agua de la vida

En la alquimia árabe se contempla la transformación de las piedras y los metales. Y también la ‘transformación del cuerpo, la mente y el alma’. Por lo que se contempla la alquimia tanto como filosofía como ciencia. Como filosofía la alquimia se considera una búsqueda del origen primigenio del hombre como ser espiritual. El origen del alma y la metafísica, lo que acabó derivando en la búsqueda del ‘agua de la vida’, ’elixir de la eterna juventud’ como el paso de un ser imperfecto, enfermo, corruptible y efímero hacia un ser perfecto, sano, incorruptible y eterno.

Como ciencia la concepción de que todas las sustancias se componían de tres partes: mercurio, azufre y sal. Espíritu, alma y cuerpo, llamados principios. Se creía que la manipulación a través de diferentes usos del fuego separaban esas partes. Y posteriormente debían ser purificadas, teniendo en cuenta la disposición planetaria. Y que una vez vueltas a unir adquirían poderes especiales. Estas investigaciones dieron lugar a que se conociesen profundamente las propiedades de numerosos metales y piedras, desarrollando la metalurgia y la química.

El alquimista más destacado de la cultura musulmana fue Yabir ibn Hayyan. Al que en occidente so conocía como Geber, vivió durante el siglo VII. Sus conocimientos se documentaron por sus discípulos en la obra “El libro de los secretos de la creación”

Entre esos productos químicos destacamos la invención de la sosa, que daría lugar al jabón, o el perfeccionamiento de la extracción, destilación o síntesis de las esencias con las que elaborar perfumes, aceites esenciales, ungüentos, etc. Hammam Al Ándalus encuentra en su concepción y filosofía interna mucha identificación con la alquimia árabe, no tanto por la elaboración de los jabones y aceites esenciales que provienen de sus descubrimientos, sino más bien con su versión mística y filosófica, la transmutación o viaje espiritual del individuo en busca de su propia esencia y de los misterios de la vida interior.

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