Seguro que más de una vez te has preguntado por el origen de tu apellido. ¿Qué raíces tendrá?, ¿qué historia guardará tu árbol genealógico? Para que descubras algunas características de ese nombre familiar que todos llevamos y que comenzó a usarse ya en el siglo XIII hemos recopilado una serie de datos clave.
Los apellidos empezaron a usarse en plena Edad Media. Además de acarrear una distinción fiscal, servían para identificar a los ciudadanos por su familia, profesión, lugar de origen o creencias religiosas. Por eso hay muchos tipos de apellidos que se crearon a raíz de diferentes países y culturas.
Apellidos de origen andalusí
Cuando el catolicismo llegó a España muchos andalusíes fueron obligados a realizar su conversión al esta religión. Se conoce a estos nuevos cristianos como moriscos. Se sabe de la procedencia árabe de muchas familias por su apellido. En esta conversión algunos tomaron nombres provenientes de la flora como Robles, Granados o Encina. Otros apellidos tenían procedencia de lugares geográficos como provincias (Albacete), ríos (Guadalquivir) o montañas (Mulhacén).
Apellidos patronímicos
Como su nombre indica son apellidos que provienen del nombre del padre y suelen acabar en “ez” o en “oz”. Seguro que te vienen a la cabeza multitud de ellos porque son muy frecuentes en nuestro país. Por ejemplo, si hablamos Pérez nos estaremos refiriendo al hijo de Pedro y si hablamos Estévez nos referimos al hijo de Esteban. Pero hay muchos más Benitez (hijo de Benito), Muñoz (hijo de Muño).
Apellidos de oficios y profesiones
Hace algunos siglos la gente de un lugar se refería a las personas por su oficio. Por eso podríamos hablar de Pedro el Carpintero, Juan el Molinero o Rafael el Sastre. Muchos se refieren a trabajos muy diversos que tienen que ver con la artesanía (Zapatero, Herrero), a cargos eclesiásticos (Sacristán, Cardenal), a trabajos relacionados con la pesca o la agricultura (Pescador, Labrador) o incluso al ejército y funcionariado (Alférez, Alcalde).
Apellidos descriptivos
Quizá tengas un apellido relacionado con una característica física o con un adjetivo descriptivo como Moreno, Alegre, Delgado, Hermoso, Cabezón… Seguro que está indicando que hace mucho tiempo uno de tus antepasados era de tez oscura, risueño, canijo, bien parecido o que tenía una cabeza grande. Los motes solían heredarse y pasar de generación en generación, por lo que cuando los antiguos notarios los recogieron se convirtieron en apellidos.
Curiosidades sobre los apellidos del mundo
En España primero se asigna el apellido del padre y en segundo lugar el de la madre.
En la zona castellana abundan los apellidos toponímicos (Segovia, Madrid), mientras que en Galicia se repiten más los relacionados con el mar y el agua (Riva o Riba) y en la parte castellanoleonesa son más frecuentes los patronímicos (Fernández, González).
En muchos países solo se lleva un apellido, el paterno, y en otros, como Portugal y Brasil primero se consigna el apellido materno y luego el paterno.
Hasta 1811 los holandeses no tenían apellidos. Napoleón lo exigió y lo tomaron en broma, por eso se pusieron nombres graciosos como Zeldenthuis (casi nunca en casa) o Spring in t Veld (saltarín de los campos).
A pesar de que este nombre de familia, común a todos los ciudadanos, sea distinto según cada lugar del mundo, una cosa está muy clara, los apellidos pueden decir mucho de nuestra historia. Si investigas un poco seguro que puedes llegar a la raíz del origen de tu familia o de tus raíces más cercanas.