El agua posee un papel fundamental tanto en la cultura griega como en la mitología griega.  En la antigua Grecia, la civilización otorgaba el calificativo de “mágicas” a las fuentes de agua. Se creía que estas aguas tenían la capacidad de sanar y proporcionar cualidades proféticas a todo aquel que bebiera de ella. 

Un claro ejemplo es la Fuente Castalia de época helenística en Delfos. Otro ejemplo es la cisterna del templo de Asclepios, el cual tenía un uso curativo en el entorno de las ruinas de Ampurias.

El agua poseía poderes curativos

La civilización griega suponía que el agua, era aquel lugar en el que habitaban distintas deidades, ríos, dioses y diosas, entre otros. El agua poseía poderes curativos y todo en la naturaleza conllevaba un significado religioso, en el cual el agua contaba con un papel dominante en el desarrollo de la cultura griega.

LOS DIOSES DE LA MITOLOGÍA GRIEGA

Una de las principales características de la mitología griega eran las aguas de mares, manantiales, arrecifes y lagos; en ellas se encontraban las sirenas y ondinas, denominadas también las mujeres de agua. Leyendas románticas y trágicas protagonizadas por estos espíritus femeninos e invisibles que conforman leyendas y personajes de la mitología griega en el imaginario colectivo popular dela época.

Las sirenas son mujeres bellas con cabelleras largas y de coloro dorado, acompañados de torsos desnudos fascinantes que se unían a una cola de pez. Son seductoras, enamoradizas, pero no dejan de ser seres fatales, siempre relacionadas con hundimientos de barcos y amores imposibles. 

poseidon

Se debe mencionar entre los dioses de la mitología griega a Poseidón, uno de los más importantes dioses del mar, junto a las diosas marinas Atargatis y Derceto. Afrodita (Venus) es uno diosa importante surgida de la espuma de las aguas del océano, considerar la diosa de la belleza, sensualidad y amor. 

Proteo es otro dios del mar dentro de la mitología griega. Considerado el pastor marino, fue hecho pastor de las manadas de focas de Poseidón. Era capaz de predecir el futuro, pero cambiaba de forma para no ser interrogado sobre el mismo, respondiendo solo así a quien era capaz de capturarle. 

Otra diosa importante de la mitología griega relacionada con el agua era Artemisa. Mantenía su virginidad y se le consideró la protectora de los partos y el crecimientos de los niños, mientras que se le relacionaba con la curación mediante las agua termales, por lo que recibió el nombre de la diosa que cura el alma.

El agua formó siempre parte de los rituales de la vida del ciudadano libre en la antigua Grecias.

Existen tres rituales determinantes y significativos: al nacer, al casarse y después de la muerte. Todos con el único fin de asegurar una vida larga, feliz y placentera después del fallecimiento. 

Los antiguos ciudadanos griegos estaban acostumbrados a que el agua fuese capaz de otorgar, tanto riquezas como pobreza por igual, fortuna y desesperación, fracaso y prosperidad, la salvación y muerte, por ello, siempre custodiaron el papel de dos interpretaciones opuestas del agua, al imaginarlo siempre en los límites de la muerte.