Digamos de ella primero lo necesario para después hablar de lo imprescindible. Nacida en Jaén, Erika Martínez (1979) es doctora en Filología Hispánica y licenciada en Teoría de la Literatura por la Universidad de Granada. Desde 2009 ha publicado los siguientes poemarios, todo ellos en la editorial Pre-Textos: Color carne, que recibió el Premio de Poesía Joven Radio Nacional de España, Lenguaraz (conjunto de aforismos, 2011). El falso techo (2013) y Chocar con algo (2017).

Hasta aquí lo necesario, algo de su currículum, pero poco de lo que de verdad importa. Porque se trata de una voz literaria que rompe moldes en la construcción poética y que va deconstruyendo los clichés, los prejuicios y los estereotipos. Por eso resulta tan interesante e imprescindible.

Entre poemas y aforismos, entre el versículo y la métrica, Erika Martínez despliega su intelectualidad y su talento desde la conciencia crítica, el feminismo y la disidencia. Su escritura se niega a ser encasillada en esa expresión usada con objetivo peyorativo “poesía femenina”, porque de forma muy inteligente sus textos cuestionan los tópicos y exponen las contradicciones y dificultades del mundo contemporáneo, y no solo para las mujeres.

Huyendo del lirismo ensimismado y convencional de tantos poetas, escribe con ironía, humor, dolor, fría queja y en contra del victimismo, defendiendo ideas, memoria histórica, identidades, reflexionando sobre el propio cuerpo y pendiente de la vida desde otro punto de vista no adocenado.

© Lucía Martínez Cabrera

A veces, la autora escribe con la frialdad de un forense que disecciona, en este caso, qué pasa o podría ocurrir en las relaciones: “Mujer en restaurante que no puede permitirse mira a hombre que limpia coche. Mujer de ojo izquierdo más grande, ojo que divaga y espía a través del cristal con ganas de lejos”.

A veces, con ternura y plasticidad poética: “Si lo doblase como grulla/ de origami o pañuelito bordado,/ cabría casi entero en una nuez./ Eso me dice el ginecólogo. Y que lo tengo bonito”. Sin duda, este poema que titula El punto en el cuello y del que solo reproducimos parte de la primera estrofa es uno de los más impactantes que puedan leerse sobre el dilema (maternidad o no maternidad).

Muchos de sus versos tienen la fuerza de acertar en el centro de la diana, como cuando señala: “El fantasma de Carmen Conde se esnifa la raya de la excepción en el sótano de la Real Academia”, para protestar por la excepcionalidad de las figuras femeninas en una institución tan falta de escritoras.

Nos llega al Hammam una escritora muy fuerte, con mucho que decir, con palabras que tienen que leerse muchas veces para aprehenderlas o dejarlas luchar solas, que de eso también sabe Erika Martínez, de las aristas, los huecos, los valles, las cimas, la anchura, la delgadez, la blandura y las espinas que tienen las palabras, de lo interesante que resulta dominarlas o dejarse dominar por ellas.