Hoy el universo es agua y celebración del agua. Recordemos que incluso se rastrea en otros planetas, porque supondría que allí hay vida. Hoy, 22 de marzo, es el Día Mundial del Agua. Incluso en los peores momentos, en estas fechas que vivimos amenazados por un virus y confinados en el hogar, el agua es necesaria para la existencia. Y nunca ha sido tan importante como ahora confiar en que no nos falte y tomar medidas para que nunca falte. Saliendo de los grifos, en los ríos y mares, el agua garantiza que se puede luchar contra cualquier guerra o pandemia.

Hoy más agua que nunca. Incluso si no podemos vivirla en directo, en la playa o el Hammam. Pronto regresaremos a sumergirnos en su cobijo.

En poco tiempo, volveremos a los baños, porque el agua nos identifica y nos hace más grandes, humanos y fuertes. En poco tiempo, podremos visitar playas, piscinas, arroyos, manantiales, fuentes. Y seremos en las aguas los que siempre hemos sido: criaturas nacidas del agua.

En estos días de crisis y extremas medidas de seguridad, el agua nos ha dado una lección: en la ducha, en el lavado continuo de las manos, en la saciedad de la sed cotidiana, en la elaboración de los alimentos, en la cisterna, en la regadera, en la botella. El agua es un bien de primera necesidad, de hecho el bien más preciado de todos los necesarios.

En este presente, como nunca, estamos comprobando la belleza y el altar del agua: bañamos al bebé en el calor del agua y lo vemos mover el cuerpo a su vaivén, creciendo cada día su cuerpo pequeño. Nos duchamos a diario y arrastramos las bacterias, la suciedad y los virus. Añadimos el agua a los guisos, cómo si no serán guisos. Cada poco, nos llevamos a la boca un alivio de agua. Nos hidratamos. ¿Cómo podemos olvidarnos de que el agua nos guía por el camino vital de la alegría por seguir aquí?

Hay quienes buscan agua como explorando un yacimiento de minerales preciosos en zonas de desierto y escasez. Hay sin embargo quien la utiliza cada minuto sin valorar su milagro. Hoy es el día de rendirle el culto que merece en la continuidad del planeta.

Hoy celebramos el agua como el oro nuevo de este mundo, lo verdaderamente imprescindible. Ninguna vida es posible sin el agua, ningún proyecto es posible sin el agua. No seguiremos naciendo ni sobreviviremos como especie sin el agua.

Por eso, nos rendimos a su designio, la adoramos como a un dios. El agua es nuestro presente y nuestro destino.

Desde el Hammam, no solo celebramos este día con júbilo y esperanza, y con el objetivo primero de ofrecer las termas, sino que esperamos pacientes para acoger a los que quieran cultivar la cultura del agua en un futuro cercano, para que no olvidemos el tesoro que se halla en sus moléculas, tan semejantes a las nuestras. Para que no olvidemos que devenimos agua de todas las aguas. Que estalle al fin nuestro agradecimiento y que nos haga responsables de la superviviencia.